En el entretanto, el país que tiene que seguir en la brega de ganarse el pan diario, está pendiente de los precios del petróleo, las nuevas cargas tributarias, las soluciones aplazadas en materia pensional, salud, educación y, claro, también de la cotización del dólar, que pueden hacer la diferencia entre las posibilidades de avanzar en el camino del progreso o el estancamiento, con sus implicaciones para la construcción de la verdadera paz, la del bienestar para todos, comenzando con la recuperación del campo, que el Gobierno ha ofrecido, con Farc o sin Farc.
Para nuestro caso, hay algunos frentes en los que se debe ir trabajando en lo productivo, dando por descontado que la inequidad y el atraso que acusa la Colombia rural radica en el abandono estatal que ha generado un enorme rezago en infraestructura física y social.
De una larga lista me atrevo a señalar 10 puntos claves para reactivar la producción agropecuaria, en los cuales el Estado y el sector privado a través de los gremios deben hacer frente común, con la decisión y el pragmatismo que imponen las circunstancias y que caracterizan la gestión del ministro Iragorri. Sobre cada uno de ellos me detendré próximamente con mayor profundidad.
1) La adaptación al cambio climático. Los cambios extremos llegaron para quedarse, con críticas alteraciones de la oferta ambiental que el productor debe aprender a enfrentar. Una política en materia de agua que, además de activar la perforación de pozos profundos, sea capaz de ordenar sus usos y fuentes, es decisiva para evitar graves conflictos entre usuarios y entre estos y el Estado.
2) La producción sostenible a través de Sistemas Silvopastoriles es el futuro para mejorar la productividad con menor impacto ambiental. El Programa de Ganadería Sostenible, apoyado por el Banco Mundial y el Reino Unido, debe recibir mayor apoyo del Estado.
3) La Reorganización productiva. El país no puede seguir produciendo de todo en todas partes. Es necesario hacer el mapa de la producción agropecuaria con instrumentos de política fiscal que incentiven su cumplimiento y desincentiven sus distorsiones.
4) El Censo Rural y la Actualización catastral develarán la verdad sobre la tierra rural, su distribución, su calidad y su potencial, como primer paso para la reconversión.
5) La institucionalidad agropecuaria debe ser fortalecida y reorganizada con decisión y urgencia, para hacer efectiva la presencia del Estado en aspectos como el crédito agropecuario, la sanidad, la inocuidad y la política de tierras, entre otros.
6) La asociatividad de los pequeños productores debe ser una política de Estado, un acto de justicia y una necesidad frente a las amenazas de la globalización.
7) Asistencia Técnica y Extensión. La reconversión requiere una red nacional de apoyo permanente, para incorporar nuevas tecnologías con el apoyo de la Universidad y los gremios.
8) La producción empresarial. Los TLC serán un embudo de importaciones si no se promueve la producción de gran escala con capacidad de competir, y no se cumplen las obligaciones institucionales para lograr admisibilidad.
9) La red vial terciaria. Su recuperación y ampliación representaría una verdadera revolución rural, con mayor impacto que la seguridad democrática inclusive. El campesino tiene que empezar a ver resultados.
10) El contrabando y abigeato. Ni el agobiado pueblo venezolano ni los productores colombianos merecen que unas mafias se aprovechen impunemente del enorme negocio cambiario en la frontera y mucho menos del patrimonio de los ganaderos.
Queda mucho en el tintero, pero comienzo tienen las cosas.