En la búsqueda por comprender mejor las necesidades y el bienestar de las vacas en explotaciones ganaderas, un equipo de investigadores liderado por James Chen y Gonzalo Ferreira, del Virginia Tech en Estados Unidos, ha emprendido un proyecto pionero que utiliza la inteligencia artificial y el análisis acústico para interpretar los mugidos de estos animales, así lo dio a conocer el portal Noticias de la Ciencia y la Tecnología.
Con una financiación de 650.000 dólares del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el equipo se ha propuesto desentrañar el significado detrás de los sonidos emitidos por las vacas. Este proyecto no solo busca entender la comunicación entre las vacas, sino también mejorar su bienestar al identificar señales de malestar que puedan resolverse fácilmente.
El estudio se basa en la premisa de que los sonidos que emiten los animales, como los ladridos de los perros y los mugidos de las vacas, tienen un propósito en su comunicación. Sin embargo, la pregunta clave ha sido siempre hasta qué punto los humanos pueden comprender y decodificar estos sonidos para entender las necesidades y el estado emocional de los animales.
Para abordar este desafío, los investigadores han recurrido al aprendizaje automático, una modalidad de inteligencia artificial que permite analizar de manera detallada los sonidos emitidos por las vacas. La intención es recopilar datos de audio de diversas situaciones, como la interacción de las vacas entre sí, con sus terneros y el ganado en general.
James Chen, Gonzalo Ferreira y su equipo están particularmente interesados en identificar patrones vocales que indiquen angustia en las vacas. Utilizando técnicas avanzadas de análisis, pretenden desentrañar la forma en que estos animales se comunican y expresan su malestar a través de sus vocalizaciones.
El análisis se centra en la frecuencia, amplitud y duración de los mugidos y otras vocalizaciones de las vacas. Los investigadores correlacionan estos datos sonoros con muestras de cortisol en la saliva de las vacas. El cortisol es una hormona relacionada con el estrés, y su medición proporciona información crucial sobre el estado emocional de los animales.
Al clasificar si las vacas están tranquilas, experimentan estrés leve o sufren estrés grave, los investigadores esperan comenzar a descodificar el "lenguaje" de estos animales. Este enfoque, no solo puede mejorar la comprensión de las necesidades de las vacas, sino que también podría permitir a los ganaderos identificar y abordar problemas de bienestar de manera más eficiente, mejorando así las condiciones de vida de estos animales en las explotaciones ganaderas.