Nicolás Becerra, uno de los jóvenes al frente de esta operación, refleja el orgullo de continuar el legado familiar. «Esta es una finca con una tradición familiar de más de cincuenta años. Mi bisabuelo se la pasó a mi abuelo, mi abuelo a mi papá. Ahora, estamos manejando el tema con mis hermanos y mi señor padre», aseguró.
La Esperanza, a pesar de su modesto tamaño, es un ejemplo de cómo la pasión y la dedicación pueden transformar una pequeña operación en un referente del sector: «Estamos en una finca relativamente pequeña. Tenemos en ordeño 35 vacas en promedio. Tenemos un núcleo de ganado de pista y la otra parte es para producción netamente».
Desde hace varios años, La Esperanza viene apostando al mejoramiento genético y de encontrar el biotipo ideal para su finca. Antes tenían diversas razas y cruces sin prestar atención al tipo de ganado que estaban manejando, pero de un tiempo para acá han decidido que la mejor alternativa para sus condiciones de producción es criar holstein puro.
De este modo, buscan lograr una mejor productividad en materia lechera pero también diversificar su modelo de negocio logrando ejemplares con alto nivel genético que puedan ofrecer en el mercado. (Lea en CONtexto ganadero: La variedad holstein roja absorbe menos radiación solar que la negra)
«Tenemos una producción en promedio de 24 litros por vaca, con treinta en ordeño. (Pero además) vendemos novillas, terneras, y ahora estamos incursionando en el tema de los embriones de vacas con buenos pedigríes», detalló.
El manejo de los pastos y la alimentación del ganado también refleja un enfoque meticuloso. Brinda kikuyo y raigrás, así como ensilajes de avena. Por su parte, las novillas reciben un cuidado especial, en un sistema de estabulación con heno y concentrado hasta que salen ya servidas y confirmadas de su preñez.
«La Esperanza» puesta en los jóvenes
Pero no todo es color de rosa en el sector ganadero. Nicolás reconoce los desafíos que enfrentan, especialmente en atraer a las nuevas generaciones. «Es un tema muy complicado. A la mayoría de los jóvenes ya no les interesa este tema», lamentó. Sin embargo, ve en este desafío una oportunidad: «Siento que es una oportunidad para que la gente joven se incluya en el tema del ganado y la ganadería».
Uno de los aspectos que puede contribuir a esta inclusión es la innovación, un criterio que se ha convertido en pilar fundamental en La Esperanza con la adopción de sala de ordeño, retiradores automáticos, medidores y pulsación electrónica. Además, están a la vanguardia en técnicas reproductivas: «Manejamos embriones, aspiraciones foliculares y estamos usando mucho el semen sexado, no solo en novillas sino también en vacas de primer y segund parto».
Mirando hacia el futuro, los objetivos de La Esperanza son claros y ambiciosos. De acuerdo con el ganadero, por ahora siguen apuntándole a elevar el rendimiento lechero y a perfeccionar la genética con las nuevas generaciones. En este sentido, el segmento del ganado en pista también les brinda la oportunidad de mostrar cómo son sus avances y de incrementar la comercialización de embriones, novillas y terneras.
Nicolás, quien está terminando sus estudios de veterinaria, representa la nueva sangre que mantiene viva la tradición familiar. Su mensaje para otros jóvenes es inspirador: «A pesar de las situaciones que estamos viviendo en la actualidad en el país, hay que siempre afrontar las cosas de la mejor manera. Los invito a que se incluyan en esto. Las vacas son un negocio muy agradecido y hay que apuntarle a la excelencia».
Si desea conocer más sobre la ganadería, visite su perfil en Instagram ganaderia_la_esperanza.