Clasificar correctamente el ganado en alguna de las dos categorías puede ser el mayor acierto o el peor error para su rentabilidad. En subastas como la de Asogans, comprender esta distinción es clave para tomar decisiones informadas en un mercado donde peso, genética y destino productivo definen el negocio. Elegir mal no es un error menor: es perder plata.
En la subasta de la Asociación Gremial Ganadera del norte de Caldas y sur de Antioquia (Asogans), cada kilo, cruce genético y categoría bovina define quién gana y quién pierde en el competitivo negocio ganadero del Cauca medio. (Lea en CONtexto ganadero: Todo lo que debe conocer a la hora de escoger ganado en una subasta)
Aunque en muchas fincas y ferias se usan como sinónimos, técnicamente no solo son. El macho de levante o ML es aquel bovino desde el destete hasta los 269 kilogramos. Por su parte, el novillo corresponde a un macho de ceba, a partir de los 270 kilos, generalmente castrado y sin capacidad reproductiva. Esta condición lo hace ideal para la producción de carne, pues canaliza su energía en el consumo de alimento, favoreciendo su engorde.
Sin embargo, la frontera entre categorías no es tan rígida. Para el médico veterinario Ricardo Arenas, especialista en Finanzas, Negocios Internacionales y Gerencia de Empresas Agropecuarias, “el macho de levante puede, muchas veces, extenderse hasta los 300 kilos. A partir de ahí, ya se habla de novillos para ceba, que pueden ir hasta que el animal alcanza un peso de más de 450 kilos y se considera gordo”.
Este profesional desvirtuó que la distinción se haga con base en su cualidad de castrados. De acuerdo con el experto, la castración “es una práctica que muchos ganaderos aplican, pero otros no. Hay mercados que castigan al novillo castrado y otros que lo premian por esa condición. Depende del destino final del animal”.
El macho de levante o ML es aquel bovino desde el destete hasta los 269 kilogramos, aunque a veces puede extenderse hasta los 300 kilos, dependiendo la zona. Foto: suganado.com
Implicaciones económicas
Según Juan Pablo Pérez Montes, ganadero, publicista y figura clave en la transformación digital de Asogans, todas estas distinciones, que parecen meramente académica, tiene implicaciones económicas enormes.
Por ejemplo, mientras en el interior de Colombia la industria cárnica prefiere novillos castrados por su calidad de carne y homogeneidad, en la costa Caribe se privilegia mucho el macho entero, lo que “cambia completamente la dinámica de precios entre regiones”, como él manifestó.
En la subasta de Asogans, el precio no lo fija un listado estático, lo determina el mercado con base en variables definidas. Los factores más influyentes son el peso, el sexo, la calidad genética y el destino final del animal
Una regla de oro en subastas es que cuanto menor sea el peso, mayor es el precio por kilo. Sin embargo, el lote pesado puede representar mejor rentabilidad bruta. Los machos comerciales para ceba suelen ser más costosos que las hembras, a menos que estas tengan un alto valor genético y estén destinadas a cría o lechería.
“Hoy en día, razas como brahman rojo, nelore, o cruces entre brahman y razas europeas cárnicas marcan la diferencia. En leche, los gyr y girolando se han valorizado mucho en sistemas doble propósito”, detalló Pérez Montes.
Oferta, demanda y estrategias
En Asogans, la oferta de machos de levante es más abundante que la de machos de ceba, pues en la zona son mucho má los ganaderos que completan el ciclo de engorde en sus propias fincas. Por eso, cuando aparecen lotes de novillos en buena condición, son altamente apetecidos por cebadores especializados.
Aquí entra en juego la vocación productiva de cada finca. Los predios de ladera, con topografía inclinada, tienden al levante, mientras que las fincas planas u onduladas son ideales para la ceba.
“La elección entre novillos o machos de levante no dependen de la edad o educación del comprador, sino de las condiciones de su finca y del capital disponible”, afirmó Pérez Montes.
¿Es más rentable comprar levantes o novillos?
No hay una única respuesta. Para el ganadero, un levante bien manejado puede dar mejores ganancias diarias de peso que la ceba, toda vez que el animal está en fase de crecimiento acelerado.
Muchas empresas optan por especializarse en llevar sus animales a 200 y 300 kilos, con ciclos más cortos y rotación de capital más rápida. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo comprar ganado de manera rentable y eficiente? Consejos de un organizador de subastas)
Sin embargo, el éxito en cualquiera de los modelos dependen de una gestión rigurosa que incluye sanidad, alimentación, bienestar animal y administración del recurso forrajero.
“El precio siempre lo pone el mercado”, concluye Pérez Montes. Y entender el mercado empieza por saber qué tipo de animal se está vendiendo.