Mejor un animal entero que uno castrado. ¿Por qué?

Castrar a los terneros era una práctica común en ganaderías medianas y grandes de cría y levante de animales tipo carne, incluso, en algunos lugares se considera tradición, aunque ya esto se ha venido reduciendo pues se ha demostrado que no es algo necesariamente beneficioso para la productividad.

Su utilización busca facilitar el manejo animal de los terneros y novillos pues la testosterona por animales enteros puede dificultar, en algunos casos, su manejo. Sin embargo, esta situación se puede mejorar con mayor y más adecuado manejo, así como con mejores instalaciones, señaló Ricardo Arenas, médico veterinario especialista, en un nuevo capítulo del Manual Práctico Ganadero, elaborado por Fedegán.

Existen también personas que consideran que el animal entero tiene mucha más actividad física por lo que podría reducir su crecimiento, aunque una buena alimentación evitaría estas pérdidas. Adicionalmente, el proceso de castración y el estrés producido, afecta igualmente el crecimiento.

En cuanto a la calidad de la carne, se sabe que los animales enteros tienen carne más magra y mejor cantidad de grasa y las hormonas producidas por los testículos estimulan el desarrollo del animal y no hacen necesario el uso de hormonas adicionales.

Las consecuencias de la castración

Por otro lado, se ha visto que la castración no solo causa estrés y una probabilidad mayor de infecciones poscastración sino que genera pérdida de peso. Varios estudios han demostrado que desde que un bovino se castra, especialmente a cortas edades, se disminuye la ganancia de peso medio diaria, durante los primeros meses siguientes a la operación y, por el contrario, un animal entero gana más peso. (Lea en CONtexto Ganadero: ¿La castración de machos bovinos incide o no en la ganancia de peso?)

Adicionalmente, cada vez hay más personas buscando carne proveniente de animales criados con bienestar animal por lo que son personas que rechazan esta práctica de la castración, pues son consumidores que buscan que se eviten experiencias negativas en la vida del animal.

La castración genera un nivel muy alto de estrés, generando así grandes cantidades de cortisol y más aún cuando se realiza al mismo tiempo el destete, como es común encontrar en muchas ganaderías tradicionales.

El problema con el cortisol es que es un inmunosupresor lo que aumenta la probabilidad de padecer enfermedades infecciosas. El nivel de cortisol en sangre aumenta proporcionalmente con la severidad del estímulo estresante.

Hacer una correcta castración, cuando esta se requiera, exige siempre la presencia de un médico veterinario que la realice, siguiendo todos los protocolos de manejo y asepsia que se requieren en el bienestar animal. Exige, igualmente, mano de obra capacitada y una inversión, tanto en instrumental, en analgésicos y en antibióticos.

Elastración

Existe un procedimiento que busca generar una atrofia de los testículos lo que llevaría a que estos generen, escasamente, los niveles de testosterona que el animal necesita para el crecimiento, sin que tenga una actividad sexual o una líbido desarrollada, y mejora la docilidad del animal. (Lea en CONtexto Ganadero: Castración de novillos, una práctica que no aporta a la ganadería)

La elastración, realizada en los primeros cinco días de edad muestra buenos resultados y bajo nivel de estrés en los animales, señaló Arenas

Esta técnica consiste en colocar un anillo de caucho con una pinza elastradora en la base del escroto, dejando los testículos en la cavidad abdominal donde se atrofiarán por no contar con las condiciones físicas y de temperatura requeridas para su maduración. En el término de uno o dos meses el escroto se pierde sin producirle daño al animal.

La elastración es una alternativa económica, segura y eficiente a la hora de buscar la reducción de la líbido y de la testosterona en los terneros machos para facilitar su manejo.