La gestión de sanidad es un tema de suma importancia en ganaderías de cría. Requiere implementar medidas de bioseguridad, registrar datos sanitarios y garantizar una correcta nutrición.
Juan Diego Rivera, médico veterinario y profesional regional de desarrollo ganadero de Fedegán, señaló que “un adecuado manejo sanitario en terneros de cría es fundamental para asegurar su salud, crecimiento y desarrollo, lo que impacta directamente en la productividad de la ganadería”. (Lea en CONtexto ganadero: 5 claves para la cría exitosa de terneras)
El ambiente donde nace el ternero es un factor determinante. Rivera recalca la importancia de garantizar que el área de parto esté limpia y seca, evitando la exposición a agentes patógenos. “Si es posible, separar las vacas paridas de otras categorías de animales es una práctica recomendada para minimizar riesgos sanitarios”, puntualizó.
La nutrición inicial es otro pilar fundamental. “La leche materna es la principal fuente de alimento para los terneros en los primeros meses de vida. Asegurar que las vacas tengan una buena producción de leche y garantizar el acceso a agua limpia y fresca es esencial”, enfatizó Rivera.
Además, a partir de las primeras semanas, se debe iniciar la introducción de alimento sólido para estimular el desarrollo del rumen. “Ofrecer a los terneros acceso a pasto de buena calidad y/o concentrado desde el inicio contribuirá a un crecimiento adecuado”, agregó.
Por su parte, Marcela Moncada Velásquez, especialista técnica de bovinos del laboratorio Virbac Colombia, destacó en entrevista con CONtexto ganadero la importancia del calostro.
“Garantizar el consumo de calostro dentro de las primeras seis horas de nacido es clave para el desarrollo inmunológico del ternero”, sostuvo.
Asimismo, recomendó pesar al ternero al nacer para llevar un control adecuado y aplicar una identificación, como el tatuaje en la oreja, en los hatos que lo requieran.
“El peso del ternero al nacer nos permite hacer seguimiento de su desarrollo y tomar decisiones en la alimentación si es necesario”, explicó Moncada.
Prevención es clave
El cuidado del ombligo es un aspecto esencial que no debe descuidarse. Moncada recomienda curarlo con yodo al 10 por ciento o al 25 por ciento desde el primer día de vida, aplicándolo tres veces el primer día, dos veces el segundo y una vez el tercero, hasta asegurarse de que esté completamente seco.
“Es un paso crítico que previene infecciones y complicaciones que pueden afectar la salud del ternero en sus primeros días de vida”, advirtió.
Además, la especialista de Virbac sugiere la aplicación de suplementos como Calsyn® (multivitamínico) o Fosfosan® (multimineral inyectable) para fortalecer el sistema inmunológico.
Para prevenir enfermedades neumoentéricas, recomendó la vacunación con Bovisan V4J5® a los 15 días de nacido y repetir la dosis a los 21 días. “Estas enfermedades son comunes en los hatos ganaderos y una vacunación temprana puede hacer la diferencia en la supervivencia y el desarrollo del animal”, explicó Moncada.
En el caso de topizaciones y castraciones, es fundamental la prevención de infecciones y miasis. Moncada aconseja aplicar Effipro bovis® en el lomo para evitar infestaciones, además de un antiparasitario interno como Ricoben®.
Entre los dos y tres meses de edad, se recomienda la aplicación de Clostrisan P® para prevenir enfermedades causadas por clostridios y bacterias como Mannheimia haemolytica y Pasteurella multocida, patógenos frecuentes en los hatos colombianos.
“El uso de vacunas específicas según las condiciones del hato es una herramienta clave para la prevención de enfermedades”, enfatiza Moncada.
Errores comunes
Los errores en la atención de los terneros pueden tener consecuencias graves. Rivera mencionó que uno de los principales fallos es “no observar a los terneros diariamente, lo que impide detectar signos tempranos de enfermedad y retrasa el tratamiento”.
Además, recomendó sobre la importancia de aislar a los animales enfermos para evitar contagios y la necesidad de solicitar ayuda veterinaria a tiempo.
“No solicitar ayuda profesional a tiempo puede significar la pérdida de un ternero por una enfermedad que pudo haberse tratado de manera oportuna”, enfatizó Rivera.
La especialista de Virbac también identificó errores frecuentes, como una curación deficiente del ombligo y la falta de control sobre la ingesta de calostro en las primeras horas de vida.
También destacó que “un error muy común es no detectar a tiempo diferentes enfermedades y hacer tratamientos incompletos o inadecuados”.
Otro problema recurrente son las miasis que surgen por malas prácticas en la castración y topización, las cuales pueden evitarse con un manejo sanitario preventivo adecuado.
“Por lo anterior mencionado, es que recomendamos que se ejecuten planes sanitarios de manera preventiva”, concluyó Moncada.