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Ganadera salva sus animales sin agua ni ayudas: "Mi único apoyo es Fedegán"

Melanny Orozco 07 de Abril 2025
María Lucía cultiva esperanzaFoto: CortesíaHoy su predio es una muestra viva de adaptación climática y manejo sostenible.

Entre sequías, abandono institucional y una fuerte tradición pecuaria, María Lucía Espejo decidió transformar su predio familiar en modelo de producción sostenible en el trópico seco del Cesar. Su historia demuestra que la sostenibilidad en el campo es posible, pero requiere decisión, formación y respaldo real a los trabajadores rurales.


En una finca ubicada entre La Paz y Manaure, en el Cesar, una mujer le declara la guerra a la sequía con árboles, forraje y conocimiento técnico. (Lea en CONtexto ganadero: El 04 de junio iniciará el primer ciclo de vacunación contra la fiebre aftosa y brucelosis bovina del 2024)

A seis kilómetros de La Paz, en el departamento del Cesar, una finca pequeña se ha convertido en un referente silencioso de la ganadería sostenible. Su protagonista es María Lucía Espejo, una mujer que desde hace 15 años volvió a sus raíces campesinas para liderar un cambio que no solo protege sus animales, sino también el suelo, el agua y el futuro de su comunidad.

“La ganadería y el campo son mi pasión, después de los niños”, dijo Espejo. Y esa pasión, combinada con la necesidad de adaptarse a un entorno cada vez más seco y desafiante, la llevaron a transformar su sistema productivo.

Atrás quedo el pastoreo convencional, hoy su predio es una muestra viva de adaptación climática y manejo sostenible.

Espejo habló sin rodeos diciendo que “no es tanto el material que le dan a uno, sino las charlas que le dan. Las capacitaciones de Fedegán han sido fundamentales. Nos han atendido muy bien durante estos años”.

Gracias a esa asesoría técnica, ha logrado establecer bancos de forrajes y zonas de conservación. La variedad es su mayor riqueza, pues cuenta con mombasa, matarratón, leucaena, pasto de corte, elefante morado, cuba 22, caña y más.

Ha sembrado estas diversas variedades estratégicamente para sostener al ganado durante los veranos más intensos, cuando “todo está seco”, como afirmó, y además, cuando el acceso al agua se convierte en un drama diario en su región.

Entre sus logros destaca el uso de Crescentia cujete, conocido como totumo. Esta especie nativa no solo ofrece sombra y biomasa, sino que al ser procesada en ensilaje junto con otras plantas, se ha convertido en un alimento clave en su finca.

La investigación de Luz Botero y Jaime De La Ossa, respaldó su práctica, “el ensilaje del totumo incrementa la producción de leche con bajo costo de inversión, impactando positivamente los ingresos del ganadero”.

La mezcla de distintas especies vegetativas ha sido clave para el desarrollo muscular de los bovinos en la finca de María Lucía.


Un tutti frutti contra la sequía


“Yo hago un tutti frutti”, aseguró Espejo al describir su mezcla forrajera. Pero no hay improvisación, pues cada especie cumple una función. Desde la resistencia de la cucuyina, hasta el vigor de la planta escotera (conocida como paja de india), su predio tiene una planificación enfocada en la resiliencia.

Los resultados no se hicieron esperar. “Aunque no tenemos grandes volúmenes de tierra, los animales son muy apetecidos al momento de venderlos. Son limpios, brillantes, sin parásitos y con buen peso”, expuso la ganadera, quien con doble propósito ha mantenido la productividad a pesar de las condiciones climáticas adversas.


Protegiendo el cerro


Además de alimentar al ganado, su trabajo ha revitalizado el suelo. Según Espejo, su suelo ahora “guarda más humedad que antes, es tremendo. Se aprecia un cambio total”.

Gracias al silvopastoreo y al compromiso de no intervenir una parte del cerro, que mantiene como reserva natural, ha evitado la erosión y contribuido a conservar los recursos hídricos del área.

Sin embargo, no todo ha sido fácil. La escasez de agua es su mayor preocupación, ya que como afirmó Espejo, “mi hermana dice que el río parece una lágrima”. Por esa razón, en ocasiones ha tenido que contratar carrotanques para evitar la pérdida del ganado por falta de agua.


El Estado no llega


Más allá de los desafíos productivos, Espejo denunció una realidad dolorosa relacionada con la inseguridad y el abandono. “Nos mataron cuatro vacas al parir. Nadie respondió. Nos tocó dejar los cueros en la puerta de la alcaldía”, expresó Espejo.

Esto demuestra que su finca, ubicada en una zona con presencia de actores ilegales y poca administración estatal, sobrevive por la voluntad y el trabajo familiar. (Lea en CONtexto ganadero: Compartir conocimientos, la clave para tener una ganadería exitosa y rentable)

“Mi único apoyo ha sido Fedegán. De resto, uno se siente solo”, señaló la productora. Por esa razón hace un llamado a que escuchen a los pequeños ganaderos y los ayuden para que se puedan organizar como gremio y sacarlo adelante.

A pesar de las dificultades, Espejo no pierde la esperanza, pues sabe que el camino de la sostenibilidad es el único posible si se quiere un campo productivo y digno. “No podemos vivir del pasado. Hoy existen herramientas, tecnología y apoyo técnico. Hay que abrirse, unirse y aprender porque sí se puede hacer una ganadería sostenible”.


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