Datos revelan que mejorar las prácticas ganaderas podría reducir los ataques de depredadores al ganado

En Costa Rica, los ataques al ganado por animales como jaguares y pumas han representado una significativa pérdida económica para los ganaderos. En la región de Lomas Azules, los ataques de jaguares podían costar alrededor de 1000 dólares por cada cabeza de ganado perdida. Sin embargo, con la implementación de un proyecto colaborativo entre la ONG Panthera y las autoridades ambientales costarricenses, se han logrado avances significativos en la mitigación de estas pérdidas, así lo dio a conocer un informe del portal Mongabay.

¿De qué se trata el proyecto?

En 2013, crearon la Unidad de Atención de Conflictos con Felinos (UACFel) como un proyecto pionero en América Latina que tiene el objetivo de atender denuncias de depredación y buscar soluciones para los ganaderos afectados, para promover la convivencia pacífica entre ganaderos y félidos a través de tecnologías avanzadas y políticas de mejoramiento productivo en las fincas.

Desde su creación, se encargaron de la recopilación de datos, que ha evolucionado desde métodos manuales hasta el uso de una aplicación móvil sin conexión a Internet. Este seguimiento ha registrado 507 denuncias de depredación hasta julio de 2024, con pumas responsables de 201 ataques y jaguares de 156.

Gracias a esta herramienta, tienen información detallada sobre el tipo de atacante, coordenadas del ataque y evidencia fotográfica, lo cual ha sido crucial para la identificación de "puntos calientes" de depredación.

El análisis de estos datos ha revelado que los ataques de pumas son más frecuentes en la vertiente pacífica, mientras que los jaguares predominan en la zona norte y la vertiente atlántica del país. Además, se ha observado que los pumas atacan en una mayor cantidad de ubicaciones geográficas pero con menor frecuencia en cada una, en comparación con los jaguares.

Los datos revelan que el manejo del pastoreo influye en los ataques

La experiencia acumulada por la UACFel y los datos recopilados han demostrado que la depredación de ganado por félidos suele ser un indicativo de un manejo ganadero inadecuado. Las fincas tradicionales con extensas áreas de pastizales y pocas divisiones facilitan el sobrepastoreo y la compactación del suelo, lo que a su vez aumenta la vulnerabilidad del ganado a los ataques.

Cercas eléctricas

El proyecto recomienda el uso de cercas eléctricas y abrevaderos, lo que permite más divisiones en los pastizales y una rotación intensiva del ganado. Este enfoque mejora la salud del pastizal y mantiene a los rebaños en grupos más compactos, reduciendo la necesidad de buscar agua en zonas boscosas donde los félidos pueden atacar.

El proyecto también ha promovido la adopción de búfalos de agua (Bubalus bubalis), que tienen actitudes defensivas naturales contra depredadores. Estos búfalos protegen al ganado tradicional y presentan otras ventajas, como una mayor resistencia al calor, menor necesidad de atención veterinaria y la capacidad de alimentarse de malezas que otros animales rechazan.

Dispositivos disuasorios

Daniel Corrales, biólogo y líder del proyecto, ha desarrollado dispositivos innovadores como collares con campanas y luces, y postes antidepredación que emiten luces y sonidos de alta frecuencia activados por el movimiento del ganado durante la noche. Estas técnicas han reducido casi a cero los ataques de félidos en las áreas donde se han implementado.

La efectividad de las intervenciones ha sido notable, con una reducción de ataques de félidos en más del 95%.