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Por CONtexto ganadero - 05 de Noviembre 2024
César Gómez, médico veterinario y magíster en Reproducción Animal, explicó en detalle las tecnologías que se emplean en el proceso para obtener semen sexado y ofreció algunas recomendaciones para maximizar los resultados a la hora de utilizarlo.
La inseminación artificial con semen sexado ha revolucionado la ganadería al permitir una mayor probabilidad de obtener crías hembras, especialmente beneficioso para los productores lecheros que buscan asegurar reemplazos en su hato. Sin embargo, el éxito de esta tecnología depende de la correcta aplicación y de entender las particularidades de este tipo de semen.
Como explicó Gómez, el semen sexado pasa por un proceso de laboratorio avanzado que permite separar los espermatozoides portadores del cromosoma X (que producen hembras) de los que portan el cromosoma Y (machos). El proceso implica el uso de la citometría de flujo, que emplea una cámara de flujo laminar, en la cual cada espermatozoide es encapsulado en una microgota que luego es cargada con electrodos.
“El espermatozoide de un bovino que está cargado con el cromosoma X es un poco más pesado que el Y, aproximadamente un 3,5 %. Ese espermatozoide que está dentro de la microgota recibe una carga positiva. En la primera técnica, la gota con carga positiva se desvía hacia un electrodo dentro de la cámara de flujo, mientras que el otro tipo de espermatozoides que no están cargados positivamente se desvía hacia otro electrodo”, precisó el MV.
Este método permite lograr un nivel de precisión de hasta un 95 % en el sexo deseado, aunque algunos espermatozoides no logran ser completamente filtrados. También puede presentarse una tercera población de espermatozoides, que no pueden ser diferenciados con claridad, incluyendo aquellos que tienen daños.
La segunda técnica utiliza un láser que corta la cola de los espermatozoides machos que están al interior de la microgota, dejando en la misma pajilla espermatozoides femeninos completos y masculinos sin cola. De este modo, solo los primeros son viables y podrán inseminar el óvulo. (Lea en CONtexto ganadero: Semen sexado, conozca cómo lo separan)
A pesar de sus ventajas, el semen sexado presenta ciertos desafíos debido a las manipulaciones de laboratorio que afectan la membrana de los espermatozoides, haciéndolos más vulnerables durante la descongelación. Gómez advierte que, debido a esta fragilidad, hay que “optimizar muy bien el momento de la inseminación para que el semen no pierda tanto tiempo esperando el ovocito, porque se puede deteriorar más rápido y morir, pierde motilidad más rápido”.
En segundo lugar, el experto aclaró que en una pajilla de semen convencional debe haber por lo menos 20 millones de espermatozoides por dosis con un mínimo de 45 % de motilidad individual, lo que resulta en alrededor de 9 millones de espermatozoides viables. En semen sexado, la pajilla tiene una menor concentración, por debajo de 9 millones y llegando a un mínimo de 4 o 5 millones (a veces menos), pero todos son viables.
Para asegurar mejores tasas de éxito, es recomendable utilizar el semen sexado en novillas, ya que estas tienen un útero más limpio y menos alterado por preñeces previas, lo que aumenta las probabilidades de preñez. No obstante, tienen la desventaja de que a esa edad temprana se desconoce cómo será su producción lechera.
Gómez enfatizó que en el caso de vacas adultas, se puede emplear en aquellas con 1, 2 o hasta 3 partos, pero si tiene más, hay que tener en cuenta que las probabilidades de preñez se reducen. En estos animales, el procedimiento es aún más preciso: “Si se va a usar en vacas, debe utilizarse 12 horas después de cuando normalmente se haría el servicio. Es decir, si una vaca entra en celo por la mañana, con semen convencional normalmente se inseminaría por la tarde; pero con semen sexado, el proceso debe realizarse 12 horas después”, explica.
En estos casos, la inseminación sea intracornual, es decir, depositar el semen directamente en el cuerno uterino donde se encuentra el ovario ovulando. “Si no se puede hacer de esta manera, entonces se debe esperar unas horas adicionales (cuatro o cinco) y colocar la dosis en el cuerpo del útero”, añadió. (Lea en CONtexto ganadero: Semen sexado, práctica a la que Colombia le debe apostar)
Además, desaconsejó su uso con protocolos de Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF), ya que es preferible realizar la inseminación de manera natural. Si se hace en un protocolo de IATF, también se debe hacer 12 horas posteriores al horario tradicional de la inseminación, haciendo una ecografía previa para identificar el folículo en el ovario y también de manera intracornual.
El costo del semen sexado es considerablemente más alto que el del semen convencional, costando entre cuatro y cinco veces más. Sin embargo, Gómez defendió su rentabilidad, especialmente para ganaderías lecheras que buscan asegurar reemplazos en sus hatos. “Tener más hembras significa una mayor productividad en el futuro, lo que, a largo plazo, puede compensar la inversión inicial”, afirma.
Aun así, la decisión de utilizar semen sexado debe considerar factores como la raza, la condición física de las vacas y los objetivos específicos de cada ganadero. Para las hembras de menor tamaño, como las jersey por ejemplo, el proceso es algo más sencillo que en las holstein, ya que estas últimas presentan úteros más largos y estructuras más grandes, lo que puede complicar el procedimiento.
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