El productor ecuatoriano Carlos Batallas ensayó los senderos techados con material de invernadero como alternativa para proteger a sus animales de enfermedades podales y problemas de movilidad causados por el barro en épocas de lluvia.
En la zona de Tulcán, Ecuador, cerca de la frontera con Colombia, Carlos Batallas maneja una finca lechera con 300 vacas en ordeño y una extensión de 100 a 120 hectáreas de potreros.
Las largas distancias entre los potreros y las salas de ordeño siempre fueron un desafío, especialmente en época de lluvias. (Lea en CONtexto ganadero: Los caminos al interior de la finca mejoran la salud de las vacas)
"Desde hace años probamos diferentes tipos de caminos, pero hace cinco decidimos instalar caminos cubiertos con plásticos de invernadero. Fue la solución más efectiva", afirmó Batallas en entrevista a este medio.
Los caminos cubiertos tienen tres metros de ancho para una mejor protección contra las lluvias. Foto: Carlos Batallas.
Beneficios
Uno de los mayores problemas que enfrentan los ganaderos es el barro acumulado en época de lluvias, lo que provoca enfermedades podales en las vacas. Cuando caminan sobre lodo, pueden pisar piedras sin darse cuenta, lo que aumenta el riesgo de lesiones en las pezuñas.
"Para que las vacas estén sanas, tienen que caminar en un suelo seco y suave. Si una vaca tiene problemas de cojera, deja de caminar, no come y puede morir", explicó el productor.
Gracias a los caminos cubiertos, Batallas redujo drásticamente estos problemas. "Las ganaderías lecheras deben implementar algún tipo de cubierta para que los animales lleguen a las salas de ordeño sin dificultad".
Instalación y costos
Para la construcción de los caminos, Batallas contrató a un experto en instalación de invernaderos. "Usamos un plástico de alta resistencia con una durabilidad de siete años. Aguanta viento, lluvia y sol sin problemas", aseguró.
Cada camino tiene tres metros de ancho, con drenajes laterales para evitar acumulaciones de agua. El costo total de la instalación fue de 11.000 dólares por kilómetro lineal, pero la inversión se amortizó rápidamente.
"El año anterior a la instalación, perdimos 60.000 dólares por enfermedades y baja producción lechera debido a las lluvias. El costo de los caminos es mínimo comparado con esa pérdida", sostuvo.
En total son 4 kilómetros de cubierta que protegen al ganado hasta las salas de ordeño. Foto: Carlos Batallas.
Mantenimiento y ajustes necesarios
Aunque los caminos han funcionado a la perfección, requieren mantenimiento. Si bien el material dura hasta siete años, debe cerciorarse cada cierto tiempo de que la cubierta esté bien ajustada, de lo contrario podría soltarse.
"Cada dos años hay que regrapar el plástico. Nosotros los instalamos con postes de madera, pero también se puede hacer con tubos metálicos, aunque eso aumenta el costo", explicó Batallas.
El drenaje también es crucial. "Hay que hacer cunetas laterales para que no se meta el agua y mantenerlas limpias". A pesar de estos cuidados, el productor considera que esta ha sido una de las mejores inversiones en su finca.
Tendencia que crece
El éxito de los caminos cubiertos ha llamado la atención de otros productores. "Este año, varios amigos colombianos instalaron caminos similares", comentó Batallas.
Señaló que en municipios del norte del Valle de Aburrá y Oriente antioqueño, algunos ganaderos ya han implementado sistemas parecidos con buenos resultados.
"Si queremos una producción lechera eficiente, debemos invertir en soluciones como esta. Un suelo seco y seguro para las vacas significa más salud, más leche y menos pérdidas", aseguró.