El ensilaje se ha destacado como una práctica efectiva para garantizar la disponibilidad de nutrientes durante todo el año, especialmente en períodos de escasez de forraje fresco. David Felipe Nieto Sierra, Elizabeth Lagos Burbano, Yesid Avellaneda Avellaneda y Edwin Castro Rincón trabajaron en una investigación para Agrosavia, en el municipio de Pasto en Nariño, en la que evaluaron la producción y calidad de leche suplementadas con ensilaje de haba y remolacha.
De acuerdo con los expertos, “los sistemas de producción de leche son afectados por el cambio climático, presentan estacionalidad en la producción forrajera, y sumado a esto, predominan razas con altas exigencias nutricionales, lo que conlleva a que los productores acudan permanentemente al uso de concentrados que incrementan los costos de producción”.
Es por esta razón que se deben explorar alternativas alimenticias como cultivos forrajeros y arbóreos de origen regional, que contribuyan a mejorar la oferta de alimento de buena calidad a un menor valor económico.
“El cultivo de haba es de gran importancia dentro de la actividad agrícola en las zonas frías del país, considerado como un cultivo de rotación en regiones con alturas superiores a los 2800 msnm. Se calcula que en Colombia se dedican aproximadamente 5000 ha año a este cultivo, cuya producción se consume, 60% grano verde y 40% en grano seco. Esta leguminosa es una valiosa fuente alimenticia, porque presenta entre el 26 y 35% de proteína”, describe los expertos. (Lea en CONtexto ganadero: El potencial de la remolacha forrajera como alimento para el ganado)
Tanto en monocultivo como asociada con otras especies, representa una buena alternativa alimenticia para las vacas, ya que el suministro de ensilaje de esta especie mejora la producción en proteína y energía, afectando positivamente la calidad de leche y reduciendo los costos de producción.
La remolacha como alimento
Por su parte, el potencial de la remolacha radica en su rendimiento en suelos salinos, donde pocos cultivos crecen, ya que su raíz toma agua de lo más profundo en el perfil del suelo, bajando el nivel freático y ejerciendo efecto de biorremediación.
De acuerdo con los profesionales, “la remolacha es un cultivo suplementario, con un elevado contenido energético que puede estimular la producción de leche, debido a su palatabilidad y digestibilidad; además, complementa adecuadamente la calidad de la leche de los animales alimentados a base de forrajes y ofrece el potencial para reemplazar el grano en las raciones de vacas lecheras”.
El estudio se realizó en Pasto a una muestra de 12 vacas F1 de primer parto, con un promedio de 93 días en lactancia y una producción de 131 vaca/día, con un peso vivo promedio de 460 kg. Se mantuvieron potreros con predominio de gramíneas kikuyo, reygrass y tréboles como representantes de las leguminosas.
Se establecieron tres niveles de inclusión de ensilaje (0, 4 y 8 kg de ensilaje vaca/día) para cada especie, haba alpargata y remolacha forrajera. La suplementación se realizó en tres periodos de 15 días, para un total de 45 días, donde los primeros siete días correspondieron al periodo de acostumbramiento y los ocho siguientes fueron utilizados como periodo de medición. El suministro se realizó en dos momentos, en el ordeño de la mañana (4:00 am) y de la tarde (15:00).
Resultados del estudio
Los resultados del estudio mostraron que “el suministro de ensilaje de haba alpargata influyó en el porcentaje de proteína de la leche, mientras que el ensilaje de remolacha forrajera influyó en el porcentaje de grasa, con el mayor nivel de inclusión para ambas especies”, describen los académicos.
Las vacas suplementadas con ensilaje de remolacha forrajera produjeron mayor cantidad de litros por día, con mayor contenido de grasa y nitrógeno ureico en la leche; por el contrario, las vacas suplementadas con ensilaje de haba alpargata presentaron mayor contenido de proteína y sólidos totales en leche. (Lea en CONtexto ganadero: Haba y remolacha forrajera, complemento de pastos para ganadería de leche)