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Aprenda estrategias ganaderas para optimizar praderas en zonas cálidas

Melanny Orozco 07 de Abril 2025
Cómo optimizar el manejo de praderas en el trópico bajoFoto: Rancho SprintUna de las estrategias es reducir el abuso en el tiempo de ocupación de la pradera, que puede afectar gravemente su persistencia.

El manejo eficiente de potreros en el trópico bajo es fundamental para aumentar la productividad de manera sostenible. Conozca acciones innovadoras y prácticas recomendadas por expertos que garantizan forrajes de calidad, optimizan recursos y potencian el rendimiento animal.


Eustorgia Méndez Pérez, ingeniera agrónoma y ganadera, explicó que el trópico bajo colombiano presenta condiciones específicas que dificultan el manejo de praderas, como suelos arenosos, baja fertilidad y altas temperaturas. (Lea en CONtexto ganadero: Estos son los pasos esenciales para renovar praderas ganaderas)

Uno de los mayores desafíos radica en seleccionar las especies forrajeras adecuadas para cada tipo de suelo. “Las especies criollas y nativas como el angleton y climacuna son excelentes opciones, y no deben reemplazarse sin una justificación clara, ya que están adaptadas al entorno”, comentó Méndez Pérez.

Sin embargo, en ausencia de estos forrajes, la profesional sugirió optar por guineas como tanzania, mombasa o brachiarias, dependiendo de la textura y fertilidad del suelo.

Uno de los pilares esenciales para el manejo eficiente de praderas es el análisis de suelo. Este procedimiento permite conocer la fertilidad y los nutrientes disponibles, lo que a su vez guía la selección de las especies más adecuadas.

Méndez Pérez resaltó que los suelos muy arenosos, pobres en materia orgánica, no son aptos para pastos erectos como las guineas, ya que su sistema radicular no se ancla correctamente, lo que provoca el desgaste rápido de la pradera.

Para estos casos, recomendó el uso de brachiarias rastreras, ya que se adhieren mejor al suelo arenoso y mantienen su persistencia en el tiempo. Además, sugirió implementar prácticas de fertilización periódica, especialmente con abonos orgánicos, que mejoran la estructura del suelo y la retención de humedad.

“La fertilización orgánica no es inmediata, pero con el tiempo contribuye al desarrollo de microorganismos que enriquecen el suelo y optimizan la absorción de nutrientes”, explicó la ingeniera.


Rotación de praderas


Otro aspecto esencial para el manejo de praderas en el trópico bajo es el manejo rotacional. Méndez Pérez exaltó la importancia de respetar los ciclos de ocupación y descanso para asegurar la recuperación de la pastura. El esquema ideal que propone es cinco días de ocupación y cuarenta y cinco días de descanso. Esta técnica permite que el pasto recupere su biomasa y mantenga su valor nutritivo.

El abuso en el tiempo de ocupación puede afectar gravemente la persistencia de la pradera, especialmente en especies como la guinea. La experta advirtió que “si el ganado permanece más de seis días en un mismo potrero, la planta no logra recuperarse, y con el tiempo la pastura desaparece”.

Para garantizar un mejor manejo, es clave fraccionar las áreas en potreros pequeños y utilizar sistemas de rotación intensiva que promuevan una ocupación corta pero con alta carga animal.


Sistemas silvopastoriles


En la búsqueda de prácticas sostenibles, los sistemas silvopastoriles se destacan como una solución integral porque combinan árboles y pasturas en un mismo terreno. Estos modelos proporcionan sombra, mejoran la fertilidad del suelo y favorecen el bienestar animal. La implementación de tecnologías modernas como el monitoreo satelital y sensores de humedad permite una gestión más precisa y efectiva de las praderas.

Méndez Pérez afirmó que el uso de micorrizas en el establecimiento de pasturas es otra práctica que contribuye al desarrollo de raíces más profundas y resistentes. Estos hongos benéficos fortalecen la estructura radicular y facilitan la absorción de nutrientes, lo que resulta fundamental en los suelos de baja fertilidad.


Fertilización orgánica


La fertilización orgánica es una práctica en crecimiento en las praderas del trópico bajo. Según Méndez Pérez, el uso de compostaje a partir del estiércol bovino, gallinaza o residuos vegetales ofrece ventajas en la mejora de la estructura del suelo y el incremento de la materia orgánica. Una aplicación periódica asegura un suelo enriquecido y una mayor retención de humedad.

La experta añadió que esta práctica se debe complementar con fertilización química fraccionada cuando sea necesario, especialmente en épocas de lluvia, para maximizar la eficiencia y evitar la lixiviación de nutrientes, teniendo claro que el objetivo es asegurar que la planta reciba exactamente los minerales que necesita, evitando exceso o carencias. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo debe ser la renovación de praderas para incrementar la sostenibilidad)

Implementar estrategias de manejo eficiente de praderas no solo contribuye a la sostenibilidad ambiental, sino que también incrementa la productividad ganadera. Méndez Pérez expuso que los beneficios incluyen una mejor alimentación para el ganado, mayor rentabilidad y reducción de costos en insumos externos. Además, al preservar la cobertura vegetal, se mitiga la erosión del suelo y se reduce el impacto ambiental de la actividad ganadera.


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