Intermediarios y precios, problemas de nunca acabar del agro colombiano

El sector agrícola en Colombia sigue enfrentando problemas asociados a la producción y comercialización de los productos del campo, donde las cadenas de intermediarios y la volatilidad en los precios no permite estabilizar su actividad.

La COVID-19 no impidió a los agricultores colombianos continuar produciendo alimentos, sin embargo, la disminución de ingresos de algunos ciudadanos afectó significativamente su demanda, lo que provocó además de una reducción en la ingesta de alimentos desde julio de 2020 en los hogares —según la Encuesta Pulso Social del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE—. Además, del estancamiento de los productos como ha ocurrido con los agricultores de papa en Boyacá, la yuca y el plátano en Córdoba y la guayaba en el Meta, sumado a la reducción de precios ofertados por los intermediarios. (Lea: Fedearroz abrirá 30 tiendas para contrarestar la intermediación)

Este último, sería uno de los problemas que más perjudica las condiciones de producción y comercialización de los agricultores en Colombia, pues impide que los productores accedan a precios justos para que justifique su inversión y mano de obra.

De acuerdo con el director de Sistemas de Información y Estudios Económicos de la Federación Colombiana de Productores de Papa, Fedepapa, Steven Riascos Carabalí, en muchos casos la intermediación es necesaria a falta de servicios logísticos y/o restricciones de operación que enfrentan los agricultores para llevar sus productos a los mercados urbanos. Sin embargo, explicó el economista, dicha intermediación se vuelve en un inconveniente cuando la comercialización se ve sometida a una larga cadena de intermediarios, que resta valor agregado al producto, lo que perjudica al agricultor y al consumidor final.

“Así mismo, los cultivos que se dan en esquemas como el minifundio, tienen muy bajo poder de negociación y carecen de emprezarización, asociaciones y cooperativas para operar en el marco de fuertes estructuras de intermediación”, agregó. (Lea: Gobierno aspira a que 300 mil campesinos vendan sin intermediación)

Para atender esta problemática, el Gobierno de Iván Duque lanzó en 2018 la estrategia Coseche, venda a la fija, un esquema de agricultura por contrato para que los pequeños y medianos productores agrícolas vendieran sus productos directamente a compradores de la industria alimentaria y a grandes superficies de manera anticipada, para reducir la volatilidad de los precios y los riesgos en el proceso de comercialización agropecuaria. Pero, aquellos que no estén organizados no podrán acceder.

Adicional, y con la reciente crisis del sector papero, por ejemplo, el Ministerio de Agricultura y gremios como la Federación Nacional de Comerciantes, la Cámara de la Industria de Alimentos y la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, firmaron un memorando de entendimiento para reforzar la estrategia de Agricultura por Contrato, no obstante, “la agricultura por contrato es una alternativa de mejora en la medida que se fomente la formalidad y la asociatividad, sin estos elementos la política no es efectiva”, advirtió el economista.

En la publicación ‘Ganadería Colombiana - Hoja de ruta 2018 – 2022’, hecha por Fedegán, el gremio advierte que la alta intermediación entre el productor y el sacrificio es uno de los graves inconvenientes que afronta la cadena cárnica. (Lea: Propuestas de productores de leche para acabar con intermediarios)

Eso se debe a que los productores están desconectados de quien es su comprador natural: las plantas de beneficio. Es decir, la intermediación está ligada al negocio de la compra de animlaes en finca y al transporte de los mismos.

“El transporte de animales por largos trayectos en condiciones precarias, es un riesgo sanitario y afecta la calidad y costo de la carne, eso se debe a que no hay un sistema especializado que movilice animales sin riesgos”, agrega la publicación.

Por lo tanto, fomentar y consolidar políticas de asociatividad y acceso a mercados efectivos generará más oportunidades para los pequeños productores, “la asociatividad trae consigo importantes beneficios que van desde el aprovechamiento de economías de escala y alternativas de empleo para el sector rural, hasta el mejoramiento del poder de negociación del productor”, agregó el experto. (Lea: Agrovitrina, la estrategia para eliminar intermediarios y mostrar lo mejor del campo)

El reordenamiento de la producción es otra de las estrategias que, según Riascos, contribuye a mejorar las dificultades que enfrenta el agro en el país, toda vez que, “permite contar con información veraz y oportuna de zonas de producción, cosechas y variedades producidas, así como tiempos de siembra, cosecha y mercados para orientar así decisiones de política pública que impacten realmente a los productores”.

Fuente: Lourdes Cruz – UdeA.