La ganadería colombiana cuenta con ventajas comparativas como el uso de suelos de mediana a alta fertilidad, buenas precipitaciones (entre 800 y 2.500 milímetros anuales), y una luminosidad solar alta durante todo el año. Sobre ellas se han cimentado nuestros modelos ganaderos de producción, con base en pasturas. Gracias a lo anterior y a que no tenemos como otros países, estaciones crudas que obligan a los ganaderos a conservar forrajes para suministrarlos en estos períodos, nos acostumbramos a que los animales deben producir y reproducirse con lo que puedan conseguir en los potreros. Fisiológicamente, los bovinos responden a las condiciones ambientales (especialmente la alimentación), sobreviviendo primero, luego, si las condiciones mejoran, producen (ganan peso y dan leche) y sólo se reproducen, cuando están bien alimentados y disponen de condiciones confortables. A pesar de tener claro lo anterior, no es raro observar durante un verano que los potreros están sobrepastoreados, los animales pierden peso, están más expuestos a las enfermedades y en algunos casos mueren. Con mucha razón, Ricardo Botero Maya, un gran amigo y empresario ganadero ya fallecido, decía que “el verano es el mayor consumidor de carne y leche en Colombia”. Para evitar esta situación, en Fedegán venimos desde hace varios años promoviendo la Planeación Forrajera, que consiste en calcular las necesidades de pasto que va a tener la finca en cada uno de los meses del año siguiente, en función del número de animales de cada categoría que permanecerán en el predio; al mismo tiempo y con base en aforos previos, se proyectan los volúmenes de forraje que estarán disponibles mes a mes. Al comparar estas cifras, la conclusión es que hay meses en los que sobra pasto, mientras en otros no alcanza. Con esta información, el ganadero debe establecer el mecanismo para conservar los excedentes del invierno, que puede consistir en dejar al final de la temporada algunos potreros sin pastorear, a fin de conservar ese forraje como ensilaje o heno. Si después de incluir este forraje conservado en la proyección, aún persiste la deficiencia de comida en algunos meses, las opciones siguientes son: 1. Sembrar áreas con maíz, sorgo o avena en clima frío, para ensilar su biomasa, o 2. Vender los animales menos productivos, proceso que debe realizarse al final del invierno cuando tienen buena condición corporal, no en la mitad del verano, cuando ya están flacos y se han comido buena parte del pasto de los demás. Aunque en ganaderías de lechería especializada no es común que se presente esta situación tan dramática en las épocas críticas, si es importante que los ganaderos hagan un esfuerzo por mejorar el manejo de las pasturas, proceso que es más exigente que optar por aumentar el concentrado, pero que resulta mucho más rentable. En este aspecto todavía hay mucho por trabajar. La productividad y rentabilidad de nuestras fincas depende de que manejemos bien la alimentación del ganado, especialmente en lo relacionado con la producción eficiente de forraje. Los colombianos somos poco dados a planear, pero algo tan importante como la alimentación de nuestro ganado no lo podemos dejar al vaivén de la naturaleza y menos en tiempos de Cambio Climático. Llegó la hora de complementar nuestras ventajas comparativas con administración y gerencia para que podamos competir; aunque ya tenemos algunas fincas donde este proceso se realiza adecuadamente, el reto consiste en generalizar su aplicación en todo el país. Carlos Osorio M.V. [email protected]
Planeación forrajera, herramienta de eficiencia ganadera
Por Carlos Germán Osorio Neira - 24 de Mayo 2018
La producción con base en forrajes es la mayor ventaja de nuestra ganadería, la Planeación Forrajera nos permite potenciarla.