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Niño o Niña, mejor planear y prever

Por - 28 de Febrero 2023

El sector agropecuario colombiano vive en una permanente contradicción a causa de su clima. En época de verano la ausencia de agua termina siendo catastrófico para su producción, se afecta la rentabilidad y el ingreso de sus productores. En época de invierno no es menos diferente, excesos de agua ocasionan inundaciones, desbordamientos de ríos y en muchos casos deslizamiento de suelos que taponan las ya maltrechas vías terciarias.

Es cierto que el país es una gran fuente de agua en muchas de sus regiones, sin embargo no termina siendo tan acertado afirmar que somos una potencia hídrica. De hecho el cambio climático, que es una realidad, ha hecho que veranos e inviernos sean cada vez más intensos.   El sistema climático de Colombia es bimodal con dos temporadas secas y dos de lluvias, sin embargo es muy proclive a que se presenten fenómenos de El Niño y de La Niña que extienden los períodos. Lo que efectivamente es evidente es que el agua que sobra en algunas épocas hace falta en otras. No sabemos qué hacer con tanta en ciertos tiempos y nos quejamos de la ausencia de esta en otros.   Seriamos una real potencia hídrica si el agua de las épocas invernales tuviera la posibilidad de aprovecharse en las temporadas subsiguientes de sequía. Lo primero, por supuesto, es cuidar las fuentes hídricas. El sector ganadero ha hecho especiales avances con los sistemas silvopastoriles y agroforestales como perfecto instrumento de generación y conservación hídrica.   Sin embargo en el país no se tiene la cultura de sembrar agua pues se considera que esta es provista bajo condiciones naturales de lluvia o se toma desde las zonas ribereñas. En épocas de invierno ocurre ¿y en las de verano qué hacer? La creación de reservorios es una buena alternativa para manejar los excesos de agua en época de lluvias y darle uso en las sequias.   Por supuesto en materia de distritos de riego toda la tarea está por hacer. El país tiene, por lo menos, la posibilidad de adecuar 11 millones de hectáreas a riego. De ellas solo se han desarrollado 852 mil hectáreas, es decir el 8%, de ellas el 61% por agentes privados y el 39% por proyectos públicos. Sin duda, en la ausencia de infraestructura de riego ha existido una falla tradicional de la política pública para darle un mejor aprovechamiento al agua en la producción de alimentos y materias primas.   Actualmente el país registra una ola invernal fuerte pero en un clima típico para la época. Según el IDEAM hoy las condiciones son neutrales, por lo que se descarta, al menos en lo que queda del primer semestre de 2018, que se presente un Niño o Niña.   ¿Pero usted como productor ha hecho la tarea de planear qué hacer en una próxima temporada de sequía que evidentemente va a ser muy intensa? En el último fenómeno de El Niño el sector ganadero registró 60 mil animales muertos, 670 mil bovinos desplazados y 3,3 millones de hectáreas afectadas.   De un lado, es indispensable contar con una política pública de aprovechamiento y uso aguas en zonas rurales. De otro lado cada productor debe tener la iniciativa de almacenar agua en reservorios, estanques o pequeños embalses, además de mejorar la arborización de su finca con el fin de aumentar la oferta hídrica en épocas de verano intenso. Lo más importante es mantenerse informado de lo que puede ocurrir con el clima en meses venideros con el fin de planear y prever.