Para ello la ley prevé sanciones penales que restringen los derechos del responsable. En algunas latitudes se contempla castigo corporal, la mutilación, hasta la muerte según el delito cometido.
Hay dos conductas que tienen el engaño como previo para obtener un beneficio a costa de la víctima, son: el estupro y la estafa. El primero tiene que ver con la maniobra del fraude para acceder carnalmente a la mujer. Actualmente no se considera delito en el código penal colombiano pero sí en otras legislaciones y en cualquier caso, merece repudio y castigo.
La estafa, por su parte, pretende mediante el engaño causar un menoscabo económico a la víctima. Vigente en todas partes es una conducta recurrente “hasta en las mejores familias”.
Es de notar que estas conductas despreciables, se tipifiquen y castiguen únicamente en materia económica cuando su antijuridicidad puede conllevar perjuicios muy graves como los que se puedan causar a la sociedad en general. En materia política hay una laxitud que raya en el absurdo.
No obstante que las ideologías políticas marcan derroteros precisos para la organización y manejo de la cosa pública, los actores de la política, salvo excepciones, son como camaleones que cambian de color a conveniencia personal, saltan de rama en rama cual simios en busca del mendrugo y se acomodan de manera subrepticia en pos de la tajada.
Cambian de criterio con una facilidad pasmosa, muchos de los que ayer hacían parte de la ´aplanadora uribista´ sin sonrojo pasaron a la mesa de unidad gobiernista, aprobaron, algunos sin leer, la reforma a la Justicia, aplauden a Chávez y al sainete de la Habana y abogan por la reelección del príncipe!
La explicación de la incursión en esta clase de conducta no es porque actúen a favor del pueblo, que cada vez está peor. Cabe únicamente porque persiguen el poder, la partija o la clientela generatriz del círculo vicioso. Sin embargo estas que deberían ser conductas punibles no lo son, por cuento ellos mismos hacen las leyes y no van a ser tan pendejos como para legislar en contra de sus intereses. Es una de las razones que explica porqué la política está como está y de contera el Estado con sus consecuencias para la sociedad.
Si existiera el estupro político, el gobernante de turno se vería en calzas prietas para explicar con sensatez su conducta. Cuando se lanzó como candidato con una palúdica imagen de estadista, rápidamente se vio superado por el candidato verde que, no obstante sus incoherencias conceptuales, amenazaba con arrasar en los comicios. Hubo de llamar a JJ Rendón quién, veterano en estas lides, lo centró en el redil ganador: la Seguridad Democrática, la Confianza Inversionista y la Cuestión Social prioritaria.
Por esto sacó más de nueve millones de votos, ganó sobradamente y se hizo presidente. Rápidamente cambió el esquema por su nuevo mejor amigo, desmonte de la seguridad y rumbo a la Habana, para diseñar con el reducto terrorista un rediseño del Estado. Como en el caso del estuprador: “prometer para meter y después de metido olvidar lo prometido”.
La Economía va mal y la pobreza peor. José Antonio Ocampo excandidato a la presidencia del Banco Mundial afirma que ya estamos padeciendo la enfermedad holandesa y el terrorismo hace fiesta con el secuestro, la voladura de escuelas y lo de la Habana va bien, sabe alguien para quién?