Algún purista se echará las manos a la cabeza después de leer este titular. Congelar o no congelar el queso, he ahí una cuestión sobre la que hay opiniones enfrentadas. Sabemos que muchos consumidores lo conservan de este modo. ¿Se puede? La respuesta es sí, como ocurre con otros muchos alimentos. ¿Pierde sabor en el proceso? Esta contestación dependerá de tu grado de exigencia gourmet.
Los profesionales y los muy turófilos te dirán que en el proceso de aplicar temperaturas por debajo de los 0º y luego descongelar se pierde textura. ¡Y no están dispuestos a eso! El queso mantendrá las mismas propiedades alimenticias y (casi) el mismo sabor, pero no será exactamente el mismo en boca: si eres muy, muy quesero, lo notarás.
En Queso Los Cameros hemos hecho la prueba y hemos congelado una porción de nuestro Queso de Mezcla Curado Los Cameros, una delicia con corteza natural y baños de aceite de oliva, que elaboramos con una proporcionada mezcla de leche de vaca, oveja y cabra.
El sabor se mantiene, pero… como profesionales creemos que la textura se altera: un proceso donde entra y sale agua finalmente modifica esa textura original que tanto cuidamos y que tanto nos gusta. También te arriesgas a que el queso quede como acartonado.
Dicho esto, si estás decidido a congelar, hazlo en porciones o cuñas pequeñas y elige quesos tiernos, que soportan mejor el proceso y se alteran menos; los naturales y frescos tenderán a desmigarse y los muy curados se desmenuzarán.
Los cremosos y blandos se pueden congelar, teniendo en cuenta lo que hemos comentado: ‘sufrirán’ la pérdida, aunque sea leve, de sus características originales.
Por ello, nuestra recomendación es comprar lo que vayas a consumir, con sentido común. Y, por supuesto, conservarlo como aconsejamos en nuestra web y hemos comentado en este blog: calcula lo que vas a comer en una o dos semanas y, una vez acabado el producto, vuelve a tu tienda de confianza a por más.
Artículo tomado del siguiente enlace.