Carlos Enrique Garza Martínez, un financiero que se ha dedicado a estudiar la ganadería y que hoy trabaja en Carnes Orgánicas de México (CORM), explica que la carne orgánica está basada en estándares más altos de bienestar animal.
Los animales tienen acceso a pastizales y espacios abiertos, lo que les permite comportarse de manera más natural y reducir el estrés. Esto no solo es éticamente preferible, sino que también puede influir en la calidad de la carne.
Para el profesional, animales menos estresados tienden a producir una carne con mejor textura y sabor, por ende, de mayor calidad.
De acuerdo con Garza Martínez, la carne orgánica tiene muchas ventajas, entre ellas está que “no tiene ningún antibiótico, ningún anabólico ni químico en todo su proceso de desarrollo, es decir desde que el animal nace hasta que se tiene el corte en la mesa”.
Esto quiere decir que la producción de carne orgánica suele tener un menor impacto ambiental. Los métodos de cultivo orgánico de los alimentos para los animales, así como el manejo de pastizales, contribuyen a la salud del suelo y la biodiversidad. Además, la ausencia de químicos sintéticos reduce la contaminación del agua y del suelo.
Por su parte, la carne comercial proviene de animales criados en sistemas de producción masiva. Estos sistemas a menudo utilizan hormonar de crecimiento y antibióticos para acelerar el crecimiento y prevenir enfermedades, y los animales suelen ser alimentados con dietas a base de granos.
Según Garza Martínez, “se puede decir que la carne comercial tiene distintas calidades porque hay algunos productores que utilizan hormonas de crecimiento y distintos procesos como la utilización de antibióticos”. (Lea en CONtexto ganadero: Así se alimentan las reses en la ganadería orgánica)
En ese orden de ideas, existen algunas diferencias muy notorias entre la carne orgánica y la carne comercial, uno de estos es el precio. Aunque la carne orgánica suele ser más costosa, es importante considerar el costo total.
Los costos de la carne comercial a menudo se externalizan, es decir, los daños al medio ambiente, la salud pública y el bienestar animal no se reflejan en el precio final. Al elegir carne orgánica, los consumidores están invirtiendo en prácticas agrícolas sostenibles y éticas que tienen beneficios a largo plazo para la sociedad en su conjunto.
En palabras de Garza Martínez, “si hay unos costos diferentes entre la carne orgánica y la comercial, pero no es tan diferente. Hay que tener en cuenta que el precio de la carne orgánica se eleva porque se utiliza una dieta alimenticia certificada en la no utilización de pesticidas y otros contaminantes”. (Lea en CONtexto ganadero: Comer carne y criar ganado es sano y sostenible)