La introducción de árboles en fincas no solo promueve la conservación de la tierra y la diversidad biológica, también enriquece la dieta del ganado. A continuación, 4 recomendaciones para un adecuado manejo de árboles dispersos, de acuerdo con Ricardo Florez, ingeniero agrónomo, en diálogo con CONtexto ganadero.**
Selección de árboles y pasto
Se deben seleccionar árboles que ofrecen múltiples beneficios, como madera, leña, frutas y forraje. Es importante elegir especies con copas poco pobladas para permitir el crecimiento del pasto. Además, los árboles deben tener raíces profundas para extraer nutrientes y mejorar el suelo.
Preparación del terreno
Antes de la siembra, se debe preparar el terreno eliminando malezas y compactación del suelo. La siembra de pasto se realiza cuando las lluvias están establecidas.
Siembra
Los árboles se pueden sembrar mediante viveros o estacas. La regeneración natural también es una opción viable. Es fundamental evitar quemas en los potreros para conservar los árboles en crecimiento natural.
Poda
Durante los primeros años, los árboles requieren protección y poda, por eso se deben realizar limpiezas para eliminar malezas y garantizar un buen establecimiento. La poda de ramas bajas mejora la sombra y proporciona materiales útiles para la finca.
Manejo y cuidados
Control de malezas: Este paso es esencial para el crecimiento del pasto. Se pueden usar métodos manuales y herbicidas selectivos. El machete y el azadón son herramientas efectivas para el control inicial de malezas.
Fertilización: El nitrógeno es un nutriente clave para el crecimiento del pasto. La aplicación de fertilizantes nitrogenados y fósforo mejora la productividad de la pastura. El uso de estiércol también puede ser beneficioso.
Pastoreo: El pastoreo debe ser planificado para garantizar un uso óptimo de la pastura. Pastoreos iniciales ligeros y luego controlados ayudan al establecimiento y crecimiento del pasto.