Investigadores explican cómo la nutrición vegetal puede blindar a los cultivos de forma natural. Si no se fortalece el terreno y la planta desde su base, el productor seguirá enfrentando una batalla constante, costosa y muchas veces ineficaz.
¿Y si las plagas no fueran el enemigo, sino una señal de alerta? Esa es la provocadora propuesta de dos ingenieros agrónomos que invitan a repensar por completo el manejo agrícola. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Sabe qué es la trofobiosis y qué rol podría tener en la ganadería?)
En lugar de ver a los insectos como invasores que deben ser erradicados, plantean que son la consecuencia natural de cultivos mal nutridos y suelos desequilibrados. Bajo el principio de trofobiosis, las plantas débiles emiten una especie de “invitación” a las plagas, y la clave no está en combatirlas, sino en evitar que quieran llegar.
El ingeniero agrónomo Pedro Bernal lo compara con la salud humana: “Es igual que en los animales o en los humanos: si estás bien alimentado, eres menos vulnerable. Lo mismo ocurre con las plantas”.
Según su experiencia, una planta correctamente nutrida pueda defenderse por sí sola, sin necesidad de productos agresivos o tratamientos constantes.
Bernal explicó que nutrientes como el silicio fortalecen las paredes celulares, lo que complica la penetración de enfermedades y el daño mecánico de insectos.
Otro caso es el fósforo, que aporta energía vital para el desempeño de raíces y la absorción de otros nutrientes. Así, la nutrición se convierte en la primera línea de defensa de la especie vegetativa.
Una clave olvidada
Para el ingeniero agrónomo chileno Antonio Kusanovic, entender por qué una planta se convierte en blanco de plagas empieza por observar lo que produce.
“Una planta mal nutrida genera azúcares simples y aminoácidos libres que son comida fácil para los insectos. En cambio, una bien nutrida produce compuestos más complejos, difíciles de digerir para ellos”, explicó en un video.
La trofobiosis, entonces, no es solo un término técnico, es una forma de entender que el desequilibrio interno de la planta se traduce en vulnerabilidad externa.
Todo comienza en el suelo
Kusanovic y Bernal coincidieron en que el punto de partida está en el suelo. Un suelo vivo y equilibrado dará origen a plantas más resistentes, capaces de enfrentar plagas y enfermedades de forma natural.
En sus palabras, “las plagas son solo el síntoma, no el problema. Debemos trabajar con la naturaleza, no contra ella”. Esta visión representa un verdadero cambio de paradigma. (Lea en CONtexto ganadero: La ganadería no puede seguir siendo la ‘mala’ del medio ambiente)
Aplicar el principio de trofobiosis no solo implica un cambio técnico, sino también económico. Menos pesticidas, plantas más resistentes, suelos más ricos. La ecuación es simple, hay que invertir en salud vegetal para que se reduzca el gasto en combate químico.