Los cañaduzales, símbolo económico y cultural del Valle del Cauca, enfrentan serios desafíos sanitarios que amenazan su productividad. A través de vigilancia fitosanitaria y prácticas agrícolas sostenibles, la región busca fortalecer su agroindustria y asegurar su futuro.
El Valle del Cauca es sinónimo de caña de azúcar. Este cultivo no solo ha moldeado el paisaje agrícola de la región, sino que ha sido durante décadas la base de su agroindustria, generando empleo, exportaciones y desarrollo.
Con más de 200.000 hectáreas sembradas, la caña de azúcar es uno de los cultivos más importantes de Colombia y, sin duda, el más representativo del departamento.
Sin embargo, detrás del verdor de los cañaduzales se esconde una realidad compleja: los riesgos sanitarios que amenazan su productividad.
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#NoticiasICA | ¡Junto con @cenicana 🫱🏼🫲🏾 fortalecemos las estrategias en el diagnóstico de enfermedades de la caña de azúcar en el Valle del Cauca! 🎋
— ICA Colombia (@ICACOLOMBIA) April 23, 2025
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Enfermedades de la caña
La caña de azúcar es vulnerable a diversas enfermedades causadas por bacterias, virus, hongos y otros patógenos. Estas afecciones pueden disminuir el rendimiento de la planta, alterar la calidad del azúcar extraído e incluso obligar al agricultor a erradicar áreas completas del cultivo si no se detectan y controlan a tiempo.
Entre las enfermedades más temidas se encuentran la roya parda, la escaldadura de la hoja, el raquitismo de la soca y otras patologías. Su aparición no solo implica pérdidas económicas, sino que afecta la sanidad del suelo y la eficiencia de todo el sistema productivo.
Vigilancia sanitaria
La detección oportuna de estas enfermedades es fundamental. A través de laboratorios fitosanitarios, se realizan análisis idóneos que buscan identificar patógenos con precisión científica.
Como ejemplo, podemos citar la más reciente visita adelantada por una comisión de investigadores de Cenicaña, a las instalaciones del laboratorio de diagnóstico fitosanitario del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), con sede en Palmira, Valle del Cauca.
Allí mediante metodologías de fitopatologías y biología molecular, se analizan muestras de este y de otros departamentos donde el cultivo de caña de azúcar viene tomando fuerza.
Estos procesos permiten establecer planes de manejo preventivo y tomar decisiones técnicas que protejan los cultivos.
Hacia una producción más sostenible
El control de enfermedades también se articula con un cambio estructural: el paso de una caña altamente dependiente de agroquímicos hacia una producción con buenas prácticas agrícolas. Esta transición incluye el uso de controles biológicos, corredores ecológicos, conservación de fuentes hídricas y corte en verde.
Estas medidas, como las adelantadas en esta región por el ICA, no solo buscan proteger la salud de los cultivos, sino también garantizar una caña más amigable con el ambiente y con mayor proyección exportadora, en línea con los principios de una reforma agraria integral.
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En Caña Biodiversa, liderado por Cenicaña, estudiamos la conexión entre la naturaleza y el cultivo de caña de azúcar en el valle del río Cauca, para entender cómo la vegetación natural aporta servicios ecosistémicos clave a la agroindustria colombiana. 🌿🌱 Ver más... pic.twitter.com/AixiTKrpRq
— Cenicaña (@cenicana) October 22, 2024