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Foto: armagedon-noticiero.blogspot.com.

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El misterioso animal que mató a más de 200 semovientes

Por - 06 de Enero 2017

Durante todo 2016, los ganaderos del Valle de Ubaté fueron víctimas de los ataques de una criatura, que por más de 10 meses asedió los predios de varios municipios en Boyacá y Cundinamarca y causó graves pérdidas económicas.


Durante todo el 2016, los ganaderos del Valle de Ubaté fueron víctimas de los ataques de una criatura, que por más de 10 meses asedió los predios de varios municipios en Boyacá y Cundinamarca y causó graves pérdidas económicas.   Este año no fue el mejor para los ganaderos de esa región del Altiplano cundiboyacense. El coletazo del fenómeno de El Niño no solamente provocó una reducción de la oferta alimenticia, sino que también aumentó la intoxicación por nitratos y nitritos.   Sumado a esto, los productores tuvieron que lidiar con la aparición de un extraño animal que empezó a atacar a vacas, toros, caballos, burros, cabras, ovejas, conejos y perros, matando a más de 200 de ellos en 2016. (Lea: CAR se habría equivocado al decir que perros están detrás de ataques)   Los primeros ataques reportados ocurrieron en diciembre del año pasado. No obstante, la noticia se conoció 3 meses después en marzo de 2016, cuando el noticiero del Canal Caracol hizo pública una nota sobre una criatura sin identificar que estaba causándole la muerte a los animales.   El primer caso se registró en el municipio de Fúquene, Cundinamarca. En la noche, terneros y burros fueron asaltados por un animal que les mordió el cuello y les desgarró la piel. En la mañana siguiente, los propietarios encontraban los cadáveres con las vísceras expuestas.   Los ataques se extendieron a otros municipios del departamento como Cogua, Cucunubá, Nemocón, Simijaca, Susa, Sutatausa, Tausa, Ubaté y Zipaquirá, así como a las poblaciones boyacenses de Chiquinquirá y San Miguel de Sema.   Los propietarios de los semovientes lanzaron la voz de alerta porque empezaron a perder a sus animales, lo que significaba años de trabajo echados al traste. Pero también empezaron a temer por su vida, pues algunas personas afirmaron que el mismo animal los atacó, aunque nadie declaró ante las autoridades para comprobar la veracidad de estos hechos.   Lo cierto es que la preocupación se incrementó porque cada mañana se observaban más y más semovientes totalmente desangrados y parecía que ninguna entidad quería tomar cartas en el asunto. (Lea: Denuncian que la CAR no cumple su labor frente a misteriosos ataques)   De hecho, los pobladores criticaron la actuación de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, que se demoró mucho en realizar alguna actividad que indicara que estaban actuando bajo un plan organizado.   Muchos lamentaron que ningún funcionario se hubiera acercado a sus predios a hacer alguna autopsia o un mapeo de los ataques. Señalaron que acudieron a las Umatas de cada municipio, algunas de las cuales, como la de Tausa, activaron planes de contingencia para mitigar los ataques.   Estos planes se basaron en la forma como atacaba el animal, que expertos y lugareños coincidieron en que lo hacía de noche, a animales retirados de los predios.   Se concentraba sobre todo en el cuello, donde hacía una incisión que la mayor parte de las veces era un enorme hueco triangular, o desgarraba la piel y las orejas de los semovientes. Muchas veces succionó la sangre de los animales hasta dejarlos secos. (Lea: Misterioso animal vuelve a atacar ganado en Boyacá y Cundinamarca)   Así lo declaró una ganadera de Guachetá para CONtexto ganadero: “El pasado domingo 11 de julio apareció un ternero muerto. Uno ya conoce los ataques de los perros, que atacan las patas del animal. En este caso, atacó la cabeza y le quitó la mitad. Al revisar al ternero, nos dimos cuenta que estaba sin sangre”.    La actuación de la CAR   Desde que empezaron los reportes a mitad de este año, los funcionarios de las oficinas regionales de la CAR se movilizaron para hablar con los ganaderos y médicos veterinarios locales con el objetivo de determinar qué criatura era la responsable de los ataques.   Sin embargo, muchos productores, como la ganadera de Guachetá consultada por este medio, se quejaron por la poca eficiencia en sus actuaciones.   “Hemos consultado a la CAR, a las Alcaldías locales, y se echan la culpa el uno al otro, no se han responsabilizado porque no verifican qué animal es, si es salvaje o común”, añadió la persona afectada.   Luego de algunos análisis, la Corporación concluyó que los responsables de los ataques eran perros ferales, caninos sin dueño que andaban en manada por las noches y asaltaban a los semovientes que no estaban resguardados.   Así lo afirmó Néstor Guillermo Franco González, director de la CAR, a CONtexto ganadero: “Lo que tenemos físicamente para cotejar, esto es, el tipo de mordida, la frecuencia, las condiciones en que se dan los ataques, el hecho de que los animales no son usados para su consumo, únicamente nos permite explicarlo bajo la hipótesis de que son perros ferales”.   Un mes después, la entidad publicó un video grabado con cámaras instaladas por sus funcionarios en sitios estratégicos donde daban cuenta de la presencia de estos animales. Con esta prueba, dieron por concluido el caso. (Lea: Ataques de misterioso animal en el Altiplano no cesan)   No obstante, los ataques persistieron y la comunidad aún está alerta por la probabilidad de que vuelva a aparecer. En septiembre de este año, en una reunión con varios expertos, funcionarios de la CAR habrían admitido que se equivocaron al decir que los perros eran responsables de estos ataques.   “(Los funcionarios de la CAR) tienen que retractarse porque los perros son la especie más descartada. ¿Cómo un perro mata a otro o a un animal más grande de la forma como los han atacado, cómo un perro chupa sangre, por qué no ataca vísceras blancas?”, aseguró una persona afectada.   Es por eso que muchos han asegurado que dadas las características del ataque, un enorme murciélago estaría detrás de los asaltos.   Al concluir el año, los reportes han disminuido y las conclusiones son escasas. El pasado mes de noviembre un productor de Chocontá manifestó que 2 de sus ovejas fueron atacadas por esta criatura, pero al día de hoy el animal sigue sin ser identificado.

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