Necesidades del sector rural, ¿aplazadas por el tema de la paz?

Luego de los resultados del pasado 2 de octubre del plebiscito, en el sector rural temen que nuevamente se prioricen exclusivamente los temas relacionados con el proceso de paz. Consideran que llevan esperando mucho tiempo y que requieren atención.   Las necesidades son apremiantes y no dan espera, difícilmente se pueden seguir dando plazos para que se les preste atención y la paciencia se agota. Los habitantes del campo en Colombia sienten que tras la victoria del No en el plebiscito del pasado domingo 2 de octubre nuevamente quedan relegados a un papel secundario.   Muchos de ellos lamentan que Aurelio Iragorri Valencia, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, se haya dedicado recientemente más a promover el Sí en las elecciones que a buscar soluciones reales para sus problemas. (Lea: Así reaccionaron algunos ganaderos sobre resultado del plebiscito)   Las necesidades del sector rural no son nuevas ni entera responsabilidad de la administración actual; sin embargo, el sentir general es que la gestión de este Gobierno ha dejado a un lado importantes sectores por estar enfocado en el tema de la paz, que si bien interesa a todos, ahora resienten la falta de políticas de Estado.   Producto de lo anterior el descontento manifiesto que en repetidas oportunidades han expresado maestros, camioneros, trabajadores de la rama judicial y una gran mayoría de quienes conforman el sector agropecuario.   Estos últimos pensaban que desde el lunes 3 de octubre podría empezar a priorizarse los temas que les inquietan: el alto costo de lo insumos, la falta de vigilancia al sector empresarial, la ausencia de controles eficientes para erradicar el contrabando, los múltiples casos de abigeato, el pago de extorsiones, entre muchos otros.   Ahora, con la derrota del Sí en las urnas han visto como la paz sigue monopolizando la agenda temática. Esta situación propicia que reine el malestar y la incertidumbre, especialmente porque a ellos parecen no tenerlos en cuenta ni para lo uno ni para lo otro. (Lea: Las dudas abiertas tras el 'No' al pacto de paz con las Farc)   Son conscientes de que el acuerdo no resolvería muchos de los problemas más críticos que los llevan aquejando durante años y que tampoco es cuestión de pocos días; no obstante, es claro que se hace necesario empezar a trabajar en aquellos aspectos que mejorarían la calidad de vida de los campesinos de Colombia.   Estructurar planes para empezar a recuperar las deterioradas vías terciarias, intervenir los precios, especialmente ahora que están por nubes por cuenta de la devaluación del peso; trabajar en leyes que permitan endurecer los delitos que atentan contra la seguridad y calidad de vida, podrían ser un punto de partida.   La opinión general coincide en que no puede ser posible que el campo y sus necesidades solo reciban atención por cuenta de lo que se negoció en La Habana, que se requiera que inicie  la implementación de los acuerdos para que en ese momento se ejecuten acciones que ayuden a mejorar el panorama actual.   No hay plazos para lo que se viene, tampoco está muy clara la ruta que se va a seguir, los mecanismos que se van a utilizar, ni quienes serán los encargados de adelantar este nuevo ciclo de diálogos con el grupo guerrillero.  La única certeza es que las urgencias de quienes se siguen levantando en la ruralidad no dan espera. (Columna: Colombia votó No: ganó la paz en democracia)   El llamado al unísono es que el Gobierno no descuide el tema de la paz, fundamental para el desarrollo de la nación, pero que tenga presente que lleva 6 años en los que lo que se ha hecho por otros sectores ha sido poco e insuficiente y el país no puede seguir inmerso en un único proceso mientras descuida renglones que jalonan la economía, con todo y la escasa atención que recibe.