Gasolina de contrabando
Foto: atlas.com.co.

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Gasolina de contrabando: un negocio que convive con la legalidad

Por - 26 de Enero 2015


Todo el mundo en Cesar y La Guajira lo sabe, a todos beneficia y a nadie parece interesarle ponerle freno a una situación que como esta mueve millones de pesos y está liderada por organizaciones delictivas.

A lo largo de las carreteras que unen a estos 2 departamentos de la costa Caribe es común ver a los llamados pimpineros con envases cargados del combustible surtiendo a todos los vehículos que atraviesan la región. La situación es socialmente aceptada, a pesar de atentar contra quienes venden el producto de forma legal.

Todo comenzó un viernes. Saliendo de Valledupar para Riohacha hay que atravesar una carretera que no tiene más de 300 kilómetros. Durante el viaje se van dejando atrás varias poblaciones guajiras, las cuales fueron rememoradas por diversos compositores vallenatos. Fonseca, San Juan y La Paz, algunos de los municipios que hacen parte del trayecto. (Crónica: La historia detrás de una “Súper Vaca”)

Algo llamaba mi atención cuando ingresaba a dichos lugares, las estaciones de servicio, conocidas también por muchos como ‘bombas’ brillaban por su ausencia, incluso llegué a contar 7 de ellas abandonadas. Estructuras gigantes desoladas, contadores de gasolina oxidados, amplios lugares solitarios y despoblados. Sin embargo, la respuesta a ese abandono estaba algunos kilómetros más adelante.

-Ajá Nuñez, me debes 2 pimpinas- le dijo un hombre a quien manejaba la camioneta blanca en la que yo viajaba.

-Yo no te debo nada, eso lo pagué en el viaje pasado- contestó el conductor del vehículo blanco en el que yo recorría La Guajira.

Sobre las 6:30 de la mañana de aquel viernes nos detuvimos durante unos 10 minutos en una bomba ilegal, lapso de tiempo en el que la camioneta fue tanqueada y quien manejaba alcanzó a desayunar un par de empanadas con agua de maíz. A pesar de la hora, el sol ya empezaba a asomarse. (Crónica: Queso mozzarella con leche de búfala, de Córdoba para el mundo)

A esa hora, 2 vehículos más se detuvieron y llenaron los tanques de gasolina. No parecía importarles que el combustible fuera de contrabando y posiblemente estuviera sucio, que pudiera tener hojas, arena o plástico, elemento que puede poner en peligro la vida de los motores.

Luego de salir de la estación y seguir nuestro camino alcancé a contar al menos 15 lugares más como ese, bombas ilegales, algunas más grandes que las otras, pero siempre con filas de carros a la espera de obtener el combustible. En algunas no hay protección alguna contra el sol o la lluvia, escasamente hay espacio para el pimpinero, el espeso líquido y el vehículo que busca abastecimiento.

Al llegar a Riohacha y tomar otro vehículo para alguna de las playas que se encuentran en La Guajira, las transacciones tenían un precio más elevado debido a que la gasolina de contrabando estaba cara. Actualmente, una pimpina que puede tener entre 5.3 y 6.5 galones tiene un precio de $27 mil, esa misma cantidad de combustible en una estación legal se consigue entre $38 mil y $47 mil. (Crónica: Melodía, la vaca de los 56 litros de leche diarios)

¿Qué opinan los dueños de bombas de gasolina?

Arturo Quintero*, propietario de una estación de combustible, aseguró que hace un par de años las familias que dependen del contrabando ilegal del producto fueron censados y a cada uno les entregaron $4 millones para que trabajaran en alguna actividad legal. Después de 4 meses volvieron a su negocio, esto porque niguno logró hacer algo más rentable ni recibir más efectivo que el que obtienen de la venta de gasolina de contrabando.

“A nosotros nos toca venderle gasolina a las grandes empresas debido a que ellas no pueden comprar el producto que ingresa de forma ilegal. Ese es nuestro sistema de trabajo, porque de lo contrario no podríamos competir con los precios que permite la ilegalidad”, afirmó Quintero. (Crónica: El arte de poner lindas a las vacas)

El empresario aseguró que lleva más de 14 años trabajando con gasolina, pero la crisis de la ilegalidad con este producto básico se disparó hace 5 años, por lo que ha sido necesario implementar otro tipo de estrategias de mercadeo.

“Nosotros nos surtimos del insumo de forma legal desde Venezuela y se lo vendemos a empresas grandes que no pueden adquirir gasolina ilegal. Nuestra modalidad es comercializarlo a 30-45-60 o incluso 90 días. Así hemos logrado sobrevivir”, remató Quintero. (Crónica: Las vacas con nombre producen más leche)

El negocio es atractivo, no paga impuestos, empleados, servicios y mucho menos arriendo. Produce dinero todo el tiempo, razón por la que a pesar de ser ilegal, convive con la legalidad y la mirada permisiva de las autoridades. Sin embargo, quienes aún lo hacen siguiendo las leyes piden que el Gobierno deje de poner sus ojos en otros delitos y le preste también a un tema que como este hace que para muchos cada vez sea más difícil apostarle a la legalidad.

*Nombre cambiado por solicitud de la fuente.

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