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Foto: Fedegán

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De cómo un productor de leche decidió cambiar al negocio de la carne

Por - 05 de Septiembre 2016


Ante la dramática situación que viven los productores lecheros del país por cuenta del abuso de la industria y la falta de apoyo gubernamental, el ganadero y médico veterinario Antonio Martínez decidió buscar una alternativa más rentable en la actividad pecuaria.   Antonio Martínez, ganadero en Chiquinquirá, se graduó como médico veterinario de la Universidad de La Salle hace 26 años, pero se ha desempeñado como productor de leche toda la vida, después de haber heredado la finca de su padre y su abuelo.   “Nosotros llevamos 3 generaciones trabajando con lechería de raza Holstein. Este negocio era rentable hasta hace unos 16 o 17 años, pero desde esa época nos están prometiendo que vamos a llegar a los $1.000 por litro de leche y no pasa de los $970, porque todos los años disminuye la rentabilidad”, aseguró.   A pesar de haber certificado su predio como hato libre de brucelosis y tuberculosis, así como en Buenas Prácticas Ganaderas, BPG, la multinacional que le compra el lácteo nunca le ha pagado $1.000 por el litro de leche. Según él, la industria no tiene en cuenta el precio fijado por el Gobierno y paga según su acomodo.   Por este motivo, hace 6 años empezó a cambiar el sistema de producción de leche por el de carne, con la esperanza de tener mayor rentabilidad. Para él, las ventajas de uno sobre el otro se hicieron evidentes con el cambio:   “Para la carne no se necesitan concentrados ni mucha mano de obra, el trabajo no es tan dispendioso como el de la leche, que debe hacerse todos los días”, sostuvo. (Informe: Producir leche en Colombia, un negocio cada vez menos rentable)   Además, el precio del kilo de carne ha tenido un crecimiento sostenido en el último año y responde mejor a la dinámica del mercado que el litro de leche.   Así fue la transición   Martínez reconoció que el cambio fue difícil y que al principio cometió muchos errores, por toda la experiencia que había adquirido en el manejo de la lechería especializada. (Lea: Informe: las mejores razas para explotaciones de carne y leche)   Su primer error fue inseminar sus vacas Holstein con semen de raza Limousin, pues el resultado fueron animales F1 muy grandes y activos, con los cuales corría el riesgo de dañar sus tierras.   A esto se sumó el hecho de querer trasladarlos del establo al potrero y llevarlos de un lado a otro, sin saber que los bovinos de carne no se deben mover tanto como los de leche. Por esta razón, optó por adquirir animales Angus, que son de menor tamaño.   Con las primeras hembras Limousin F1 que obtuvo, decidió preñarlas con 4 de los mejores toros para engendrar sus propios ejemplares. A partir de ahí comenzó con monta natural, que dio paso a ejemplares F2. (Lea: Importancia del cruce F1 para tener animales doble propósito)   Su objetivo es obtener animales puros por absorción cuando nazcan terneros F3, con lo cual ya no serán cruces de Holstein x Limousin o Holstein x Angus, sino ejemplares con las características propias de ambas razas. Para esta tarea, Martínez comentó que faltan 2 generaciones, es decir, entre 4 o 5 años para obtener bovinos puros.   El otro cambio fuerte tuvo que ver con la disminución en el flujo de caja. Según explicó, los productores de leche reciben el pago quincenal que se reparte entre todos los proveedores y el restante se lo quedan los dueños del predio.   En cambio, cuando comenzó con el negocio de la carne, los réditos no fueron inmediatos. A sabiendas de que demoraría mucho tiempo en adquirir el primer cheque por la venta de un animal pre-cebado, Martínez decidió mantener una parte de sus vacas lecheras.   “Tengo 120 hembras Holstein para leche y 350 hembras para carne. Espero vender las vacas Holstein antes de finalizar el próximo año, para dedicarme por completo a la ceba”, precisó. (Informe: Así funcionan los ciclos productivos de las ganaderías)   Martínez precisó que su negocio consiste en el levante de novillos hasta llevarlos a pre-ceba. Los alimenta hasta que obtienen 400 a 500 kg y luego los vende a los miembros de Asoangus y Asolimousin que los finalizan.   Actualmente registra ganancias de peso entre 600 y 1.200 gramos por día, dependiendo de la época, y un rendimiento en canal de 63 % por la raza. Es por este último parámetro que Martínez aspira llevar los animales a la ceba, pues sabe que la mayor rentabilidad está en el sacrificio de estos bovinos.   Ahorros y cambio   Martínez aclaró que esta transición solo la pueden hacer los ganaderos que están acostumbrados a comprar concentrados y contratar empleados, llevando una contabilidad ordenada de sus costos de producción.   Aunque la transición pudo haber sido complicada en los primeros meses, el productor se acostumbró a gastar menos en suplementos para sus animales y a pagar menos por la mano de obra. (Lea: Informe: 6 razas bovinas y las bondades de su carne)   Por ejemplo, en lugar de tener contratados varios empleados pendientes del ordeño, las vacunas, etc., hoy solo dispone de 3 vaqueros cuya actividad diaria consiste únicamente en contar y revisar las vacas para detectar cualquier signo de afección o problema, garantizarles el suministro de agua y sal, sacarlas a pastar y devolverlas al establo.   Además, como su predio está ubicado en zona de ladera, las exigencias eran mayores a la hora de mover la tierra, pues debía alquilar tractores y pagar el ACPM, en tanto que en el sistema productivo de carne solo tuvo que instalar las cercas.   La alimentación también ha sido más sencilla, pues únicamente ha suministrado el forraje que hay disponible en la finca. “Voy a romper unas 30 fanegadas para sembrar avena y voy a guardarla para hacer silo con la finalidad de empezar a cebar. Pero todavía estamos a 8 meses de iniciar ese proceso”, contó. (Lea: Ganadería doble propósito Vs. lechería especializada)   Sus rutinas también cambiaron. Sus trabajadores y él mismo ya no tienen que levantarse a las 2:30 am para empezar el ordeño a las 4 y trabajar todo el día sin descanso, sino que pueden iniciar labores a las 7 am y concluir a las 5 pm, como cualquier oficinista.   Las ganancias también cambiaron. El primer cheque que recibió pudo disfrutarlo casi en su totalidad: “El cheque es para el dueño de finca. Solamente saca lo de la sal y los obreros y el resto queda en el bolsillo. En lechería se va casi todo (el dinero)”, sostuvo.   Aun cuando su propósito es enfocarse en el negocio de la carne, por tradición y por amor no piensa dejar la lechería. (Lea: Reducción de pie de cría genera aumento en precio del ganado)   “Me gustaría dejar unas 30 vacas élite, a sabiendas de que el negocio no es muy bueno, sino por continuar con la leche. Sé que no es lógico, que debería terminar esto y continuar con la carne pero quiero dejar las 30 hembras. Toda la vida he sido lechero y no me quiero salir”, remató.