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De cómo un jornalero de La Guajira se convirtió en productor de silos

Por - 28 de Febrero 2023


Un productor de Riohacha logró cultivar maíz y transformarlo en silo para sostener a sus animales, pero también le alcanzó para vender a sus colegas. La historia de su vida es tan sorprendente como la producción que tiene en su finca.   Nicolás Bautista Deluque es un ganadero que nació en el caserío Tabaco en 1943. Es el hijo mayor de Jacinta Arregocés y Raúl Deluque, que después tuvieron a 6 hijos más.   “Yo soy hijo de campesinos. Mi padre ordeñaba, no enormes cantidades, apenas 20, 25 vacas. Con eso nos levantó a todos. Yo fui el único que seguí con ese legado. Gracias a Dios, con el trabajo que he hecho, he salido adelante”, relató. (Lea: Así es el perfil de un ganadero emprendedor)   A los 14 años, Deluque decidió salir de la casa de sus padres y cruzó la frontera con Venezuela para probar suerte en el vecino país. Allí se dedicó como jornalero a trabajar en las fincas, ordeñando vacas y cortando malezas. Duraba 6 u 8 meses y luego volvía a Colombia.   En ese ir y venir duró 7 años, hasta que a la edad de 21 optó por comprar un terreno de su padre en asocio con un vecino. La finca se llamaba La Ilusión, aunque se le conocía más como La Acequia,  y estaba avaluada en $7.000.   Con el dinero que tenía ahorrado, producto de su trabajo en Venezuela y de la venta de unos animales, adquirió la parte del socio de su padre, quien a su vez le cedió el terreno que era suyo para que Deluque fuera el propietario único del terreno.   Por la misma época, conoció a su esposa, Clara Alarza, y 3 años más tarde tuvo a su primer hijo. Según el ganadero, el terreno era “puro monte” y no había nada sembrado. No obstante, con la ayuda de Dios y el tesón de su esposa comenzaron a labrar la tierra. Allí sembró plátano, yuca y otros cultivos, que le servían como consumo propio y para vender.   “Al comienzo ni siquiera tenía una ternera. Cuando nació mi primer hijo, yo iba a la finca vecina a comprar 2 litros de leche diarios para alimentarlo. Luego sembré pastos, y un amigo mío, Franco Romero, me dio 35 novillas al partir y 25 más cuando vio los buenos resultados. Esas vacas parieron y a mí me correspondieron 30 crías. Así comencé en la ganadería”, dijo.   Con ella tuvo 5 hijos más. A ella también le agradece el haber podido empezar su propia empresa. “Yo siempre me dediqué al campo. Y gracias a Dios tengo una mujer que es muy ahorradora y trabajadora y pudimos salir adelante”, dijo.   Ninguno de sus hermanos se dedicó a la cría de ganado. A finales de los 90, cuando llegó la industria minera, ellos vendieron sus terrenos a la multinacional que se instaló en esa zona y que terminó acabando con el pueblo. (Lea: Ganadero hizo heno para sus reses y le alcanzó para la venta)   Gracias a su labor como ganadero, les ofreció a sus hijos la educación universitaria de la que no pudo disfrutar él en su juventud. El mayor se graduó como médico oncólogo y actualmente trabaja en Cali.   El segundo se quedó en La Guajira, y aunque terminó estudios de odontología, se lanzó a la política y es concejal del municipio de Albania. El tercero también es médico y desempeña sus labores en Cúcuta y el cuarto es un abogado que reside en Bogotá.   También tuvo 2 hijas. La mayor es profesora de primaria en un colegio de Dibulla, y la menor, que tiene 17 años, estudia Medicina en la Universidad del Norte en Barranquilla.   La Florida, una finca que sobrevivió a la inclemencia del verano   En 1997, Deluque vendió la finca La Ilusión a la multinacional minera que llegó a Tabaco y que arrasó con el pueblo. El productor nunca dejó de pensar en el negocio de la ganadería, y por eso compró la hacienda La Florida en 2000.   Esta finca de 238 hectáreas se encuentra en el corregimiento de Barbacoas, en la entrada a Riohacha, junto a la carretera. Allí trabaja con más de 500 animales de las razas Gyr, Guzerá y cruces con Pardo Suizo.   En 2011, empleó 10 hectáreas que tiene el predio para hacer un proyecto de siembra de maíz y sorgo para transformar en silo. (Lea: Si va a preparar ensilaje, hágalo bien)   “Esa idea nació luego de ver los programas de TV Agro y después me entusiasmó un hijo. Él fue el que me dijo que me metiera en un crédito y desarrollara el proyecto”, confesó.   El proyecto consistió también en la instalación de un sistema de riego alimentado por un pozo profundo, para sostener los cultivos durante el verano y sobrellevar la falta de agua.   Además adquirió la maquinaria para cortar, picar y ensilar el maíz y el sorgo. Los cultivos le alcanzan para sostener a sus animales durante la época más crítica y también para vender un porcentaje de la producción a sus vecinos.   “En este momento tengo un sorgo, y tengo que iniciar corte dentro de 2 o 3 semanas. Una vez lo corte, enseguida siembro maíz nuevamente”, señaló el ganadero. (Lea: Ganaderos de La Guajira que se prepararon no tienen cómo sostenerse)   Gracias al sistema de riego, el productor puede cultivar maíz híbrido en cualquier época del año. Hace el tratamiento a la tierra y agrega fertilizantes DAP o Triple 15, generalmente 2 bultos por cada hectárea.   A los 25 o 45 días, cuando ya ha nacido el maíz, le aplica urea, y más adelante un fertilizante que contiene fitohormonas, fósforo, nitrógeno y potasio.   A los 75 días, corta la siembra. Luego la transforma en silo con máquinas propias que adquirió luego de que el primer corte que hizo no fuera exitoso, pues tuvo un inconveniente con las que pidió prestadas.   Esto lo motivó a comprar una maquinaria destinada exclusivamente al ensilaje en la finca, y a medida que reunía el dinero iba comprando lo que necesitaba. (Columna: S.O.S por La Guajira)   Al principio, contó con la asesoría de un ingeniero agrónomo, que lo acompañó mientras establecían el cultivo. Aprendió con él cómo debía hacer el manejo, y luego de un tiempo pudo dirigir a los trabajadores para hacer las siembras, los cortes y el ensilaje.   Deluque admitió que desde que inició el verano hace más de 4 años, a mediados de 2012, ha tenido dificultades, aunque se siente beneficiado porque no ha dejado de producir alimento para su ganado en todo este tiempo.   “Con este verano tan intenso, a las 10 hectáreas le he cortado entre 170 y 180 toneladas. Pero como uno corta y siembra enseguida, siempre se ha mantenido la producción”, explicó Deluque. (Reportaje: Es hora de recuperar a La Guajira)   El ganadero produce silo para sus animales y le sobra para venderlo. Cada tonelada cuesta $250 mil, precio que no ha modificado a pesar de las inclemencias del verano y del crédito que está pagando por establecer el cultivo.   Cuando Deluque presentó el proyecto del establecimiento de estos cultivos ante el Fondo para el financiamiento del sector agropecuario, Finagro, le concedieron el crédito. También pidió un Incentivo a la Capitalización Rural, ICR, pero se lo negaron.   Además de vender silo, también presta la maquinaria a su vecino, que ha sembrado 2 veces y ha podido cortar con los implementos que le facilita el propietario de La Florida. (Lea: Ganaderos de La Guajira que se prepararon no tienen cómo sostenerse)   Él se siente muy agradecido por todo lo que ha logrado en sus 72 años de vida. Ahora que tiene la oportunidad de mirar hacia atrás y repasar todos los logros que ha alcanzado durante su vida, se considera un hombre afortunado.   “Nadie se imagina cómo ha sido mi vida pero le doy gracias a Dios porque me dio la oportunidad de conseguir lo poco que tengo gracias al esfuerzo y al sacrificio”, manifestó.