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Seguirán hablando

Por - 03 de Diciembre 2012

Lo único que con certeza se sabe de los deliciosos diálogos de La Habana, es que continuarán. Por ahí se trasluce tal cual noticia, que hay que beber en las fuentes, vale decir que en los medios que maneja la familia Santos.

Ateniéndonos a ese manantial informativo, les diremos, queridos lectores, que en la tierra de los ancianos Castro no se habló de cosa distinta a la necesidad de seguir hablando. Lo que los amigos del Presidente consideran una gran victoria, sin que sepamos nosotros sobre quién es la victoria.

Lo que las FARC quieren es hablar de nada, lo que mejor saben, interminablemente. Y es en la trampa en la que han caído los ilustres hijos de Sergio Jaramillo, que se prestan a semejante conocida y estúpida maniobra.

Desde el principio dijeron las FARC que quieren meterle pueblo al debate, para lo que ya se acordó pedirle opinión al “respetable” que es como en las corridas de toros se llama al conjunto de los que pagan la boleta. ¡Qué idea tan emocionante! Abrir una página de internet, poderoso medio de comunicación que no llega al pueblo, sea del caso aclarar, para que todo el mamertismo diga lo que quiere, que ya se sabe lo que será, es una idea genial.

Y sobre la base de semejantes opiniones, empezar el debate, es otra idea , todavía superior.

Se nos ocurre que cuando los hijos de Jaramillo se enfrenten a semejante alud de tierra que les caerá encima, dirán que esas opiniones no comprometen sino a los que las emitieron. Será demasiado tarde. Porque las FARC dirán que si no era para tenerlas en cuenta no había para qué pedirlas. En lo que tienen toda la razón. Las FARC  construyeron la trampa, pusieron el cebo y los hijos de Jaramillo cayeron redondos.

Si discuten a partir de lo que opinen Cepeda, la Córdoba y la Cuartas y Vivanco y el de la ONU, y Redepaz, están perdidos antes de empezar. Y si no aceptan esas opiniones como base del debate, tendrán que admitir su deslealtad en el discurso. Porque nunca podrán explicar cómo pidieron opiniones, si era para no tenerlas en cuenta.

Las FARC van ganando por goleada. Mientras tanto, sus muchachos se siguen enriqueciendo fabulosamente. El negocio de la cocaína va viento en popa, y ahora será mejor cuando tenga disponibilidad sobre el mar de Nicaragua. El oro deja ganancias fabulosas. El contrabando de combustible va mejor que nunca. Y para caja menor no andan mal el secuestro y el boleteo. Las FARC son la más grande transnacional del crimen de América y siguen hablando como el partido de los pobres. Lo que no tendría ninguna importancia, si no fuera porque nuestros negociadores y Santos les permiten semejante libertad.

Cualquier curioso se preguntaría para qué seguir en una patraña tan costosa y ahora tan inútil. Concediendo que se tramó para que Santos mejorara en las encuestas, ya quedó al descubierto que empezó su efecto boomerang, porque los encuestados se olieron el tocino y andan indignados con que los usen. ¿Si lo de La Habana no sirve para lo que se ideó, la gloria del Monarca, entonces para qué se mantiene, si ya ni al Monarca le sirve?

Pues admitiendo que lo dijimos alguna vez, no tendremos pudor al repetirlo. Porque estos diálogos, intrínsecamente perversos, son como los caballos desbocados que llevan al jinete en sus lomos, dando alaridos de terror, pero que no le permiten bajarse sin grave riesgo de partirse la nuca. A santos lo montaron en el potro cerrero y como dicen en mi tierra, tiene asegurado fenomenal costalazo.

Pero que no se diga que la cosa carece de ciertos ribetes divertidos. Los negociadores de las FARC, que no pueden salir de Cuba para ninguna parte, están exigiendo que les lleven sus familias para celebrar la Navidad. Sin que sepamos cómo celebran los marxistas la Natividad de Jesucristo, queda en claro que no hacen una propuesta loca. No los pueden condenar a tan amarga soledad, mientras Jaramillo y sus hijos alumbran el pesebre. Es una asimetría inaceptable. Los aviones de la FAC prenden motores con destino a Cuba. ¿ No es glorioso?