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Panorama internacional de carne bovina y productos lácteos

Por Augusto Beltrán Segrera - 31 de Marzo 2014

La demanda mundial de la carne de bovino premiará con buena rentabilidad a los exportadores que aseguren la calidad de sus productos.

La demanda mundial de la carne de bovino premiará con buena rentabilidad a los exportadores que aseguren la calidad de sus productos

2014 plantea un escenario internacional muy interesante, especialmente desde la demanda. Mientras los principales exportadores mundiales no tendrán aumentos significativos en sus flujos de exportación, la coyuntura de jugadores de gran importancia en el comercio mundial de carne de bovino como la Unión Europea, Rusia o China justifican que la demanda estará atenta no solo a una oferta estable sino a unas preferencias de consumo.

El aumento en la producción de carne en Argentina, Australia y Brasil no será suficiente para compensar la contracción en la producción de Estados Unidos y la Unión Europea, por lo que se esperan precios firmes en el escenario internacional. En el caso estadounidense, la caída es causada por un inventario doméstico que se reduce, producto de las sequías y los altos costos de los alimentos así mismo la producción en la Unión Europea, enfrentará los altos costos de la alimentación, lo que le impide recuperar sus volúmenes de producción y exportación, continuando la tendencia al crecimiento en las importaciones. (Columna: 2014: Año prometedor para la ganadería)

Frente al consumo, se presentará un aumento en Argentina, Brasil y China a partir de sus políticas de fomento, la mejora en el ingreso disponible y el cambio en los hábitos alimenticios, entre otros. Argentina y Brasil mantienen un sector doméstico capaz de suplir su propia demanda; mientras China mantiene debilidades estructurales para suplir su propio mercado, por lo que se constituye como un destino muy atractivo en términos de volumen -en principio-.

Analizando de manera más profunda la coyuntura europea que impulsará la demanda mundial de carne de bovino durante 2014, cabe anotar que esta  aún mantiene limitada su oferta doméstica tras la permanencia de los altos costos de producción ya mencionados. Como segundo factor, existe incertidumbre frente al otorgamiento de los pagos ambientales, lo que incide directamente en el precio al productor y además al costo de oportunidad creciente de la tierra para la ganadería, que enfrenta competencia creciente por los cultivos destinados para biocombustibles.

Lo anterior contrasta con el aumento en el consumo en la Unión Europea, que mostrará una leve recuperación en el ingreso disponible de los habitantes del bloque, y que frente a la incapacidad doméstica de suplir su demanda, resultan en el aumento de la demanda de carne importada.

Un punto clave para acceder al mercado comunitario para aprovechar el auge importador esperado es que su política de importación se basa en la calidad del producto, en términos de trazabilidad, inocuidad, bienestar animal y sanidad. Esto es lo que en últimas genera la “confianza” del consumidor y el posicionamiento de marca de la carne de un país sobre otro. Tan solo por enunciar algunos de estos esquemas que premian calidad con excelente precio y que cobran especial interés en esta buena coyuntura para la exportación son las muy reconocidas Cuota Hilton o la Cuota 481, con precios que rondan los USD17 mil a partir del cumplimiento de la calidad. Países con procesos productivos excelsos en transparencia y calidad son los únicos que pueden exportar bajo esta modalidad. A esto es indispensable sumarle la labor proactiva que han mantenido países como Uruguay, que gracias a su diplomacia sanitaria puede obtener buenas ganancias de sus compradores.

Otro de los jugadores clave para el mercado internacional de la carne es Rusia, siendo como es ampliamente conocido, un importador neto de carne de bovino y un mercado llamativo tanto en precios como en volumen. (Columna: Menos ayudas en Rusia: más oportunidades para Colombia)

Con vista a la coyuntura doméstica de su sector ganadero, su renglón interno y su política de importación revelan la altísima sensibilidad del país a la utilización de insumos promotores de crecimiento como la ractopamina. Durante los últimos años se ha prohibido a varios países que utilizan esta sustancia en sus procesos productivos: Estados Unidos, Brasil, Canadá, México, Ucrania y más recientemente Australia. Este es un claro ejemplo que la satisfacción en términos cualitativos de la demanda tiene más vigencia que nunca en el comercio mundial; a pesar que los proveedores de este producto son los más importantes en el globo, han visto muy expuesta la rentabilidad del negocio por razones de índole sanitario.

Un tercer destino clave para entender la dinámica del comercio internacional durante el presente año es la creciente demanda de Asia, y especialmente al impulso de China, cuyo volumen de mercado siempre debe ser tenido en cuenta en los mercados internacionales de alimentos. El año pasado, el mercado de carne de bovino fue testigo de la intensificación de los flujos de importación de carne de bovino desde Sudamérica y Oceanía hacia este gigante asiático. Esta coyuntura puede ser explicada por un cambio en el mercado y en la política agrícola del país. Estudios recientes de Rabobank y GIRA demuestran que el horizonte económico chino cambia de un sistema productivo orientado a las exportaciones hacia uno que incentive el consumo doméstico.

En el mercado chino prevalecen fallas estructurales en su sistema productivo, que es incapaz de suplir cualitativa y cuantitativamente su demanda doméstica. El gigante tendrá una importancia central en los mercados de carne de bovino en el gran volumen de carne de bovino que puede llegar a importar. China, que representa el 22% de la población mundial, cada día más urbana y con mayor ingreso disponible para su alimentación, tiene pronosticada la posibilidad de pagar por productos de mejor calidad. Los chinos no tienen confianza en su propio sistema productivo en términos cualitativos y por tanto son proclives a las importaciones de otros países posicionados en el comercio de carnes como Australia, Uruguay o Nueva Zelanda, entre otros.

Este escenario de precios firmes y buena rentabilidad para la oferta generará competencia entre los países exportadores, y entre esta competencia el posicionamiento de un producto por encima de otro es vital para la rentabilidad del negocio. Este posicionamiento se basa en el aseguramiento de la calidad, un aspecto más importante que el ingreso disponible. (Columna: Lácteos: los mercados más prometedores)

En cuanto a leche fresca, la producción se espera crezca alrededor del 5% en los principales países productores y países como India y China, cuyo hato lechero se está incrementando.

Por otra parte, respecto a la leche en polvo entera, China participa con el 43% del consumo y adquiere cerca de 405 mil toneladas al año, lo que lo convierte en el principal importador de este producto. Cifras como estas están motivando a grandes industrias del sector lácteo a invertir en tecnología para ampliar su capacidad productiva, entre ellas se encuentra empresas como Fonterra con inversiones por USD$95m, para una planta pulverizadora de leche con capacidad para 700 toneladas diarias, con el fin de atender el mercado asiático, de acuerdo a DairyReporter.com.

Ser exitoso en estos mercados implica la coordinación milimétrica entre actores públicos y privados, ya que parte de la responsabilidad del mantenimiento de la inocuidad y calidad de la carne de bovino exportada depende de una política pública eficiente en este aspecto, además de una labor congruente y facilitadora de las entidades sanitarias en tanto asegure estándares óptimos para los productos alimentarios que se comercialicen en el mercado interno y se adecúe a las exigencias de los mercados importadores.

Con precios firmes, asegurar el producto en términos cualitativos determinará los márgenes de utilidad de los productores ganaderos y la cadena cárnica en general. Prepararse en la calidad del producto es prepararse para 2014 y para el corto plazo, ya que hace posible satisfacer la demanda de un consumidor informado y preocupado por la sanidad y el valor nutricional de lo que come. Hoy cada vez más personas alrededor del mundo premian (y tienen ingresos para hacerlo) la calidad en la cadena productiva y con creces. Este es un factor clave para obtener buenos márgenes en nuestro negocio.