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El chantaje del terror

Por - 20 de Junio 2016

Santos dijo que “si el plebiscito no se aprueba volvemos a la guerra, así de sencillo. No es que vamos a volver a la mesa de negociación, volveremos a la guerra”. Y advirtió que la guerrilla atacaría las ciudades: “Tenemos información amplísima de que las Farc están preparadas a volver a la guerra y la guerra urbana, que es más demoledora que la guerra rural... eso es una realidad, lo sé y por eso es tan importante que lleguemos a un acuerdo”. Con cara y con sello el mensaje es el mismo.

Santos dijo que “si el plebiscito no se aprueba volvemos a la guerra, así de sencillo. No es que vamos a volver a la mesa de negociación, volveremos a la guerra”. Y advirtió que la guerrilla atacaría las ciudades: “Tenemos información amplísima de que las Farc están preparadas a volver a la guerra y la guerra urbana, que es más demoledora que la guerra rural... eso es una realidad, lo sé y por eso es tan importante que lleguemos a un acuerdo”. Con cara y con sello el mensaje es el mismo.

Ahora, si tiene “información amplísima” de que las Farc se preparan para asesinar en las ciudades, de que llevarán el terror de las áreas rurales a las urbanas, ¿por qué no ha actuado para neutralizar esa amenaza? Si tenía esa “información”, ¿por qué solo ahora la divulga? Dos, ¿cómo pacta un cese el fuego en esas circunstancias? Cese que, además, es unilateral para el Estado, porque sabemos bien que las Farc siguen delinquiendo. Tres, con Uribe las Farc estaban estratégicamente derrotadas. Habían sido expulsadas de las ciudades y en las áreas rurales estaban acorraladas, más arriba en los montes, más hondo en las selvas. Si ahora pueden atacar las ciudades es solo y únicamente porque Santos lo permitió. Al mismo tiempo que no las persigue, tolera que crezcan y se fortalezcan. Suspendió los bombardeos y después todas las operaciones contra ellas. Aprobó que se rearmaran, descansaran, se articularan en La Habana. Cuarto, aun bajo la lógica de no tocarlas, ¿bastaba con que las Farc dejaran de atacar a la Fuerza Pública? ¿No importaba que siguieran extorsionando y comprando armas y reclutando menores? ¿Y que siguieran enriqueciéndose con el narcotráfico, con unos ingresos inmensamente mayores por cuenta de, por un lado, la devaluación del peso y, por el otro, de doblar el número de narcocultivos porque ordenó no erradicarlos y pactó con ellas santuarios intocables? Quinto, Santos al mismo tiempo que permitió el fortalecimiento de las Farc, debilitó la capacidad estratégica y táctica de la Fuerza Pública: desmontó la inteligencia, frenó la aviación, paró el presupuesto de inversión, desvió la reflexión estratégica para centrarla en el “posconflicto”, permitió que la Policía se sumiera en una crisis interna sin precedentes. Sexto, ¿puede Santos confesar que sabe de los planes criminales de las Farc, que se hacen cada día más y más fuertes y se preparan para matar, y no pasa nada? ¿Qué dice el ministro de Defensa? ¿Y el comandante general de las FF. MM.? ¿Hay ministro de Defensa? ¿Hay comandante general?   Y después, ¿cómo tiene el descaro de amenazar con que vendrán esos asesinatos si no pasa el plebiscito? ¿Acaso la idea era que las Farc se prepararan para matar para que cuando viniera el plebiscito tuviéramos todos esa bomba sobre nuestras cabezas? Anunciar los ataques a las ciudades busca intimidar a los habitantes de las urbes, donde están los más críticos al proceso de Cuba.   Ya vemos cómo será: el Gobierno hará propaganda por el sí, como viene haciendo, escondida en “información” sobre el proceso de paz. Esa propaganda la pagaremos todos de nuestro bolsillo. Mientras tanto, a la oposición se le niega financiamiento para difundir sus ideas. De paso, tendremos que votar bajo extorsión. Con el fusil en la nuca.   Tendremos un plebiscito amañado, un engendro de plebiscito, con un umbral de mentiras y con las Farc sin desmovilizarse, sin entregar las armas, listas para el combate, presionando a las comunidades en sus zonas de influencia y con los demás bajo chantaje. Con un presidente que se arrodilló y bajo su mirada cómplice. ¡Santos nos advierte que el plebiscito tendrá lugar con las Farc preparadas para asesinarnos si votamos que no!   Está ahora clarísimo que el plebiscito no es para que escojamos sino para someternos y que las Farc no aceptarán la decisión del pueblo soberano. Solo tolerarán que bajemos la cabeza.   Pero eso que creen que es su fortaleza es en realidad su debilidad: el resultado del plebiscito ya no tiene ninguna legitimidad y no blinda nada. ¡El voto que se expresa bajo el chantaje, con miedo de que se desate el terror, no vale ni el papel en que se emite!.   El Colombiano, Medellín, 19 de junio de 2016.