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El campo como responsabilidad empresarial

Por CONtexto ganadero - 19 de Marzo 2013

Después de un año de recorrer amplios trayectos de nuestra geografía, con muchas lecciones aprendidas y otras recibidas, continuo creyendo hoy más que nunca que el campo y su desarrollo son un factor fundamental para el progreso de nuestro país, para el fortalecimiento económico que tiene sus pilares en las zonas rurales.

Después de un año de recorrer amplios trayectos de nuestra geografía, con muchas lecciones aprendidas y otras recibidas, continuo creyendo hoy más que nunca que el  campo y su desarrollo son un factor fundamental para el progreso de nuestro país, para el fortalecimiento económico que tiene sus pilares en las zonas rurales.

Si algo confirmé en mi recorrido por los diferentes caminos nacionales, es que la producción de alimentos, agua y oxigeno son esenciales para la vida -aunque para el lector parezca muy lógico-  sigo apreciando después de un año, que para la mayoría de los colombianos estos recursos parecen inagotables y que por derecho, se nos seguirán dando. (Columna: El descontento de los empresarios del campo)

En mi nueva labor de buscar alimentos para exportar, he encontrado a un campesino agotado, muy desorientado, con poca o ninguna tecnología, pesimista respecto al futuro, no muy confiado en sus dirigentes y además con un sentir generalizado de quien ha sido maltratado económica y mentalmente cada vez que intenta vender lo que produce, porque se lo han pagado de cualquier manera sin mediar explicación alguna.

La producción de alimentos no solo depende de la generosidad del suelo sino de las personas que lo cultivan, de quienes ponen al servicio de la tierra sus manos, su trabajo diario, incluso su familia, y aunque he podido observar de cerca a algunas compañías que practican el pago justo y a tiempo, continuamos viendo un mercado especulativo de comerciantes que sin ningún control, pagan al precio que quieren y el día que quieren, y esas son prácticas comerciales injustas, tan poco equitativas que sólo han traido inconformismo y violencia. (Galería: Aumente la productividad de su empresa ganadera en 6 días)

Mi reflexión sobre los alimentos es que, aunque la tierra parece una fuente inagotable tenemos casi que una obligación y hasta un deber ciudadano de cuidarla, respaldando a nuestros campesinos es el primer paso, ser consecuentes con el trabajo que hacen podría ser el segundo y pagando con justicia y a tiempo su producido, estaríamos dando el paso más importante por el bienestar de todos.

Cuando hablamos del agua en zonas rurales y llego nuevamente al factor humano, nuestros campesinos, si no les enseñamos tecnologías limpias para la producción seguirán haciendo mal uso de este recurso, contaminando nuestros ríos, si no los orientamos sobre cómo ser más productivos muchos de ellos en la búsqueda de su supervivencia, solo se dedicarán a talar más áreas para ampliar sus cultivos o para cambiar los que ya no producen a un nuevo lugar; si no les mostramos cómo sembrar maderas para obtener en un futuro los materiales para sus labores agropecuarias, consumirán las nativas y con ello perjudicarán más la producción de agua y la de oxígeno. (Lea: En el campo Fedegán – FNG realiza Escuelas de Campo Agropecuarias)

Durante todos estos años de vinculación al sector agropecuario, conociendo desde el accionar gerencial la agroindustria, ganadería, agricultura, la producción hortícola y de frutas del país, he sentido cómo se vive en el campo, porque al ver y calcular como se produce la comida -sea proveniente de los animales o de las plantas- hoy más que nunca en mi perspectiva laboral de buscar alimentos para exportar, estoy más convencido que nuestra responsabilidad empresarial, es aunar nuestros esfuerzos en torno a promover las políticas de pagos justos, al uso y emprendimiento de la tecnología como base del desarrollo, a la capacitación permanente y entrenamiento en buenas prácticas, a la inversión en infraestructura vial que permita la verdadera interconexión de las zonas rurales con los  grandes centros de acopio, para vender lo que se produce.

Se nos impone entonces un gran reto como colombianos  y transformar nuestra conciencia ciudadana no es suficiente, apoyar desde la empresa al campesino, reconocer su valor laboral, su protagonismo en la cadena productiva y ser justos cuando se comercia con ellos podría ser el aporte de cada uno de nosotros para consolidar una nación en paz, donde dispongamos siempre de alimentos, agua y oxígeno.