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¿En qué consiste el control integrado de parásitos?

22 de Julio 2013

El Control Integrado de Parásitos (CIP) es una antigua práctica agrícola, infortunadamente desplazada por el uso generalizado de antiparasitarios, lo cual ha ocasionado un “falso sentido de seguridad” y el abandono del diagnóstico, la asesoría profesional y la investigación de nuevas opciones de control.

Aunque el CIP no es una receta mágica, puede ser aplicado como una forma de asis- tencia tecnológica a pequeños y medianos productores, protegiendo la salud animal, la seguridad alimentaria y el medio am- biente. Debe ser desarrollado por personal capacitado para entender e interpretar los adelantos tecnológicos y requiere de una planificación meticulosa, seguimiento casi permanente y un cambio de mentalidad de los productores.

El CIP recomienda tener en cuenta los componentes animal, ambiental, manejo, prevención y tratamiento, para implementar sistemas de control de plagas, como herramienta de salubridad que mejore el desempeño del hato, y facilite la expresión de su potencial productivo, mediante la eliminación de los principales agentes perjudiciales como garrapatas, parásitos internos, mosquitos, piojos, mosca de los cuernos y sarna.

En el análisis de un programa de control de parásitos se debe recordar que las infestaciones no se presentan de forma aislada, por ejemplo, solo garrapatas, solo verminosis o solo mosca de los cuernos; de hecho, se encuentran simultáneamente, afectando diversos sistemas orgánicos y perjudicando la productividad de los bovinos. Por lo anterior, se pueden utilizar plaguicidas pero de manera prudente, “uso inteligente”, y se tiende al control que puede ser complementario en etapas dirigidas a la erradicación de una enfermedad, basado siempre en el diagnóstico e investigación local.

Elementos a tener en cuenta

La resistencia individual a los parásitos: Identificar los animales más sensibles a las infestaciones parasitarias, para tenerlo en cuenta como criterio de selección dentro de los programas de mejoramiento ge- nético y descartar los individuos que son “reservorios” de parásitos. Los toros con mayor resistencia tienden a generar crías igualmente menos sensibles.

-Escogencia de productos de amplio es- pectro o de productos específicos:El primer grupo ataca más de un parásito simul- táneamente, por ejemplo parásitos internos y externos, lo que resulta positivo en ciertas situaciones. Sin embargo, su uso excesivo estimula la formación de resistencia.

-Implementación de buenas prácticas ganaderas: el manejo de los bovinos dentro de una óptica amplia que abarque aspectos sanitarios, nutricionales y de bienestar animal, es una estrategia para incrementar la productividad, porque reduce el nivel de estrés del hato y mejora su desempeño.

-Frecuencia de aplicación de tratamientos antiparasitarios: las aplicaciones de “rutina” o por promociones comerciales, conllevan a pérdida de dinero porque no obedecen al criterio técnico basado en diagnóstico, no son selectivas ni orientadas a los grupos de animales que realmente lo necesitan. Tanto el productor ganadero como el asistente técnico deben reflexionar: ¿Cuándo es el mejor momento para hacerlo? ¿Es realmente nece- sario? ¿Cuáles son las consecuencias de no desparasitar en un momento dado?