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Los beneficios de consumir carnes rojas durante el embarazo

23 de Noviembre 2015

Mientras que las hamburguesas y los filetes jugosos no son la recomendación más común para una dieta saludable durante el embarazo, en realidad la carne roja ofrece un gran beneficio al creciente suministro de sangre de la madre. Aunque las mujeres embarazadas deben alejarse de la carne cruda y a medio cocer, comer más carne roja puede ayudarles a satisfacer las nuevas necesidades nutricionales de su cuerpo. (Blog: 8 tips saludables para disfrutar de las carnes rojas)   El mayor beneficio: El hierro   Aunque el hierro es un mineral importante para todo el mundo, es especialmente importante durante el embarazo. Durante los tres trimestres del embarazo, el volumen sanguíneo de la mujer embarazada aumenta en casi un 50 por ciento. Este aumento significa más oxígeno y nutrientes para la creciente placenta de la mujer y para el bebé. Cada glóbulo rojo contiene una proteína que está diseñada específicamente para transportar el oxígeno (la hemoglobina), y el hierro es el responsable de crearla. Sin este elemento, la sangre de la madre vería reducida su capacidad para transportar oxígeno. Además, el cuerpo depende del hierro que consumes en tu dieta porque no puede producirlo por sí mismo.   Ingesta recomendada de hierro   Los centros para el control y prevención de enfermedades recomiendan que las mujeres embarazadas consuman aproximadamente 27 miligramos de hierro al día, independientemente del tiempo de gestación. Esta cantidad es significativamente mayor que la cantidad recomendada de 18 miligramos por día para las mujeres que no están embarazadas. Una porción de 3 onzas de carne magra de res proporciona alrededor de 3 miligramos de hierro, cantidad significativamente mayor que la obtenida de otros tipos de carne. Por ejemplo, 3 onzas de pollo, pescado o carne de cerdo proporcionan solamente alrededor de 1 miligramo de hierro. (Blog: Carne de res, fuente de hierro y proteína)   Hierro hemo y no hemo   Existen dos formas de hierro: el hierro hemo y el hierro no hemo. El primero es más fácil de absorber por el cuerpo y proviene de productos de origen animal. Por otro lado, el hierro no hemo es más difícil de absorber y la cantidad que el cuerpo logra absorber depende en gran medida de los otros tipos de alimentos consumidos al mismo tiempo. Por ejemplo, los alimentos ricos en vitamina C aumentan la absorción del hierro no hemo, mientras que los productos lácteos la reducen. El hierro no hemo proviene de los fríjoles, verduras de hoja verde, frutos secos, así como del pan y el cereal enriquecidos.   Deficiencia de hierro   De acuerdo con la Academy of Nutrition and Dietetics, la deficiencia de hierro es la más común en la nutrición de las mujeres embarazadas. Si las reservas de hierro se encuentran en un bajo nivel, el cuerpo no puede producir suficientes glóbulos rojos, lo que resulta en una condición conocida como anemia por deficiencia de hierro, cuyos síntomas comunes incluyen fatiga y debilidad muscular. Aunque esta enfermedad normalmente se puede corregir a través de un cambio en la dieta, las mujeres embarazadas que permanecen deficientes pese a los cambios dietéticos, pueden utilizar suplementos de hierro. Dado que estos suplementos pueden causar estreñimiento, las mujeres deben comer más fibra y mantenerse hidratadas para ayudar a prevenir el problema. (Blog: Si la OMS prohibiera las carnes rojas, ¿qué gastronomías del mundo saldrían perdiendo?)   Fuente: Live Strong   Texto original en el siguiente enlace.