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Foto: AFP Yasuyoschi Chiba.

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Los pequeños productores de coco se profesionalizan en Brasil

Por - 17 de Abril 2014

En un Brasil donde millones de agricultores todavía viven en explotaciones familiares, los productores de coco ven mejorar sus condiciones gracias a su creciente profesionalización.


En un Brasil donde millones de agricultores todavía viven en explotaciones familiares, los productores de coco ven mejorar sus condiciones gracias a su creciente profesionalización.

"Vivimos mucho mejor que nuestro padre cuando limpió este terreno para instalarse", explica José Ferreira Santos, uno de ellos. "Dominamos muchas más técnicas", explica.

En esta explotación familiar del norte de Salvador de Bahía, trabaja con sus cuatro hermanos 100 hectáreas que dan hasta 3.000 cocos secos por día.

Y como otros pequeños agricultores, logra vivir honradamente de su trabajo gracias a la profesionalización y el apoyo de organismos públicos.

José Ferreira recibe dos veces al mes la visita de Marcio Ribeiro de Souza, técnico de la EBDA (Empresa Bahiana de Desarrollo Agrícola).

"Ponle una capa más de restos vegetales y estiércol de oveja, mantiene la humedad y sirve de abono para la tierra", sugiere a un miembro de la familia que se dispone a plantar un coco germinado en un pozo de 80 centímetros. (Receta: Lomo de Res en Leche de Coco y Vegetales)

"Intento que la producción sea a la vez ecológica y redituable", cuenta el técnico.

Así, enseñó a los cinco hermanos a plantar forraje entre las filas de cocoteros para mantener húmeda la tierra.

"Solo dejamos una corona de suelo limpio alrededor de los árboles para facilitar la absorción de abono natural por las raíces", precisó.

El técnico también asesora a la familia con la selección de las variedades: el cocotero gigante da frutos más ricos en pulpa --por lo tanto más caros-- pero éstos recién crecen al cabo de seis años. La explotación apunta por lo tanto al cocotero enano que produce cocos con abundante agua al cabo de cuatro años.

Un joven pasa dos cuerdas por el tronco de uno de éstos, coloca sus piernas en ellas y sube, como por una escalera, hasta una mata de hojas. Luego forma un ramo de cocos con una soga, corta la rama que los retiene al árbol y lo baja hasta el suelo.

Para el agua o la pulpa y aceite

"Según los precios del mercado, los productores cosechan el coco verde para extraerles el agua, o seco, para vender su pulpa y aceite", explica Jorge Barreto de Oliveira, ingeniero agrónomo de la EBDA.

El coco verde se vende hoy por un real (0,44 dólares) mientras que el coco seco, 2,5 reales (1,1 dólares).

Los productores de Acajutiba esperan con ansias la inauguración de una planta de procesamiento a una hora de su explotación. Permitirá extraer el agua y la pulpa de los frutos mientras que la cáscara será destinada a la fabricación de suelos y material aislante.

"En 2006, los precios cayeron debido a una sobreproducción. Ahora están aumentando con la sequía. Esta industria comprará mercadería todo el año y las cosas se estabilizarán", espera Jorge Barreto de Oliveira. (Lea: Beneficios de granjas de pastoreo en plantaciones de árboles)

Mientras tanto, un productor de la región inventó otra salida: el embotellado de agua de coco para venderlo en el mercado local.

"Es una bebida refrescante muy popular en Brasil", cuenta Celestino Machado frente a su pequeña fábrica cubierta de baldosas blancas, sin sospechar el alto precio y el éxito de la bebida en la región y en Europa.

Dentro, un joven con delantal y mascarilla abre los cocos a cuchillazos y vacía su contenido en un pote mientras el dueño llena con éste pequeñas botellas de plástico.

"Mi secreto es la congelación. No utilizo ningún conservante, con lo cual el sabor no se altera", indica mientras coloca los recipientes en cámaras frigoríficas. (Blog: La leche en los postres, una relación duradera y de mucho sabor)

Brasil tiene 4,3 millones de explotaciones administradas por familias, lo que representa el 84% de las granjas del país, según el ministerio de Agricultura.